martes, 28 de febrero de 2017

Tráfico de drogas en México: desde la próxima distancia (XII)


Tráfico de drogas en México: desde la próxima distancia (XII)

Amando Vega Fuente
Profesor de la Universidad del País Vasco

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REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 

lunes, 27 de febrero de 2017

Tráfico de drogas en México: desde la próxima distancia (XI)


Tráfico de drogas en México: desde la próxima distancia (XI)

Amando Vega Fuente
Profesor de la Universidad del País Vasco

A MANERA DE CONCLUSIÓN
El problema del narcotráfico no está determinado
por una sola variable y, como consecuencia,
es muy difícil proponer una receta
única para su solución; pero la gran fuerza del
narcotráfico en México no podría darse si no
hubiera demanda para los estupefacientes
comercializados por estas mafias. En la última
década, México se ha convertido paulatinamente
no sólo en un lugar de paso de drogas, sino
en un país consumidor. Por otra parte, muchos
jóvenes son víctimas de la seducción del dinero
fácil y rápido o buscan una salida fácil para su
realización personal (Lara, 2007).
La perspectiva individualista, que sigue dominando
en la interpretación de las cuestiones
relacionadas con las drogas lleva a un callejón
sin salida, por la parcialidad de sus planteamientos
ya que pone toda la responsabilidad en el
consumidor cuando éste no es más que una
víctima de unos condicionamientos sociopolíticos.
Tampoco se puede descargar toda la
responsabilidad en los "narcotraficantes", como
si de ellos dependieran todos los elementos
que mueven el mercado de la drogas.
Habrá que comprender, en primer lugar,
que estamos ante un fenómeno eminentemente
humano. Lo que significa que son
personas concretas quienes las que aguan
para su desarrollo. Por otra parte, tomar conciencia,
que más allá de las personas, existen
una serie de factores sociales, económicos y
políticos que favorecen que surja el tráfico y
que se desarrolle con no poca impunidad en
diferentes contextos. Las empresas ilegales,
su interconexión y los medios con los que
penetran en la economía y la sociedad en
general contribuyen a un fenómeno cuyas
consecuencias pueden llegar a condicionar el
acontecer diario de zonas, regiones, e, incluso,
de países enteros (Montañés, 2003).
Dada la complejidad del llamado "narcotráfico",
no sólo por los factores personales
y sociales implicados, sino también por su
alcance mundial, urge seguir reflexionando
desde las perspectivas profesionales, más
centrados en la búsqueda de respuesta integral
a las necesidades de las personas que
a la denominada “seguridad ciudadana” que
oculta otros intereses, en no pocas ocasiones,
económicos e ideológicos.
La responsabilidad recae sobre todos y
cada unos de los ciudadanos, pues "la impunidad
se cuela a todos los espacios de la vida
social" como defiende Silva-Herzog, (2008)
para señalar: está en la escuela donde enseña
un maestro que no sabe, está en el plagio
intelectual que pasa sin castigo, está en el micrófono
abierto a los difamadores. Está en la
farsa de una educación que entrega diplomas
que nada valen. En las estructuras burocráticas
que ningún resultado producen. Está en los
delincuentes con fuero convertidos en guías
de moralidad pública… Está sobre todo, en un
extendido pacto de complicidad política.

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 

viernes, 24 de febrero de 2017

Tráfico de drogas en México: desde la próxima distancia (X)


Tráfico de drogas en México: desde la próxima distancia (X)

Amando Vega Fuente
Profesor de la Universidad del País Vasco

REPRESENTACION ES SOCIALES DEL NARCOTRÁFICO (II)
Por otra parte, los jóvenes entrevistados
consideran al narcotráfico como uno de los
principales problemas de la ciudad en materia
de seguridad pública y, lo más interesante, es
que consideran al narcotráfico como un problema
imposible de acabar ya que se desarrolla
gracias a la complicidad de las autoridades y los
gobernantes. Identifican la capacidad corruptora
del narcotráfico, ya que según los sujetos
entrevistados, este delito “destruye familias”,
“corrompe al gobierno”, “genera impunidad”,
entre otras consecuencias. Para estos jóvenes,
el narcotráfico provoca el deterioro de los lazos
sociales y la confianza que debe existir entre la
sociedad civil y sus gobernantes.
Aunque está claro que todos estos elementos
del núcleo central de las representaciones
exploradas se caracterizan por ser esquemas
rígidos y con gran resistencia al cambio, señala
esta investigadora, algunas de estas ideas
constituyen imaginarios estereotipados que
llegan a constituir un obstáculo al momento
de identificar posibles salidas al problema
social del narcotráfico. Un ejemplo claro de
un esquema cognitivo que no coincide del
todo con la realidad que sustenta el “narcomundo”,
está relacionado con la supuesta
rentabilidad del negocio del narcotráfico. En
este sentido, se puede matizar este supuesto
de la “rentabilidad segura” de este negocio,
al tener en cuenta que abundan los casos de
sujetos fracasados en la búsqueda de riqueza
y poder.
Otro ejemplo, es el hecho de que la mayoría
considere imposible que se elimine por
completo el narcotráfico en la ciudad. Según la
teoría de las representaciones sociales, cuando
la situación es percibida como irreversible, se
reduce la autonomía del actor y la posibilidad
de mantener representaciones contrarias al
fenómeno. En otras palabras, se plantea la posibilidad
de que el fenómeno del narcotráfico
termine por legitimarse socialmente.
Del análisis de los elementos periféricos de
las representaciones encontradas también se
pueden derivar importantes conclusiones, señala
esta autora. Los datos empíricos analiza-
dos contradicen los planteamientos de otros
autores para quienes el narcotráfico asume
un carácter fantasmático en la percepción y
opinión pública, por lo que es asumido por la
ciudadanía como un fenómeno que intimida
y paraliza cualquier iniciativa por parte de la
sociedad civil. De esta forma el narcotráfico se
convierte en una gran metáfora colectiva de
la precariedad, la improductividad y la falta de
futuro. Sin embrago, los datos recolectados, establecen
que sentimientos como la repulsión
y la indiferencia también están presentes en
los jóvenes y que el miedo resulta insuficiente
para empezar a entender la incidencia social
y cultural del narcotráfico.
Al mismo tiempo, los dos tipos de representación
social del narcotráfico que se
identificaron, coinciden en un punto: este fenómeno
aparece como el responsable de los
males de esta ciudad. La representación social
que “sataniza” el narcotráfico, lo considera
como un “cáncer social” que al comercializar
con la muerte y la destrucción terminan por
corromper a la sociedad en su conjunto. El
otro tipo de representación, “la indiferencia
hacia el narcotráfico”, es una forma de protegerse
ante sus efectos, sin dejar de reconcoer
al narcotráfico como uno de los principales
agentes que deterioran la calidad de vida de
los habitantes de Tijuana.
Se puede decir, entonces, que en los dos
tipos de representación identificadas en este
trabajo, el narcotráfico se evoca como un mal
que viene de afuera y que está carcomiendo
a las instituciones sociales. En otras palabras,
los jóvenes entrevistados y encuestados coinciden
al entender al narcotráfico como un
problema en el que ellos no aparecen como
actores y en su representación se ubican a sí
mismos como agentes pasivos asediados por
las fuerzas de un problema, que no tienen
alternativa diferente a la de vivir en medio de
la desconfianza hacia sus dirigentes.

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 

jueves, 23 de febrero de 2017

Tráfico de drogas en México: desde la próxima distancia (IX)


Tráfico de drogas en México: desde la próxima distancia (IX)

Amando Vega Fuente
Profesor de la Universidad del País Vasco


REPRESENTACION ES SOCIALES DEL NARCOTRÁFICO (I)
¿Qué piensan los jóvenes sobre el narcotráfico?
Tijuana es una de las ciudades
latinoamericanas que aparece como centro
de la actividad transnacional del narcotráfico
lo que no sólo influye en el deterioro de su
sistema de seguridad pública, sino que tiene
implicaciones sociales y culturales. Lo muestra
Ovalle (2005) cuando estudia las representaciones
sociales del narcotráfico tomando
como unidad de análisis a los jóvenes universitarios.
Para ello, plantea a estos jóvenes una
serie de interrogantes:
• ¿Consideran el narcotráfico un negocio
o un crimen?
• ¿Hasta qué punto perciben al narcotráfico
como una opción laboral válida?
• ¿Perciben que el narcotráfico ha disminuido
o ha aumentado en la ciudad?
• ¿Qué sentimientos se asocian cuando
piensan en los narcotraficantes y vendedores
de droga: atracción, repulsión,
admiración?
Las respuestas a todas estas cuestiones y
algunas otras aportan las sutiles pero fuertes
implicaciones que el narcotráfico tiene en la
ciudad de Tijuana. Existen dos tipos de repre-
sentación social del narcotráfico entre estos
jóvenes: la indiferencia y la satanización. Estos
dos tipos de representación comparten un
mismo núcleo central y sólo se diferencian
por los elementos periféricos.
En general estos jóvenes reconocen que
el narcotráfico es un delito, pero al mismo
tiempo lo consideran como una actividad muy
rentable. Es importante detenerse en este
punto, señala esta autora, ya que aunque es
mucho el dinero que está en juego en dicha
actividad, la rentabilidad del narcotráfico es
un hecho debatible si se tiene en cuenta que
así como en el mundo narco abundan las historias
de ascenso social y económico gracias
a los dineros derivados del tráfico de drogas,
también son muchas las historias –quizás menos
conocidas y explotadas por los medios
de comunicación- en las que el vínculo con
actividades asociadas al narcotráfico no han
derivado en el éxito en términos de riqueza
y poder.
También se encontró que, en general, estos
jóvenes consideran al narcotráfico como
una realidad cercana y cotidiana con la que
conviven a diario. Los sujetos entrevistados
identifican la cercanía del fenómeno en sus
expresiones sociales y culturales, ya que las
expresiones delictivas (como los asesinatos
y torturas) parecen ser percibidos como un
submundo ajeno y paralelo que sólo afecta a
quienes deciden estar dentro de estas organizaciones.
En este sentido se entiende que
estos jóvenes consideran al narcotráfico como
una actividad riesgosa para aquellos sujetos
que deciden participar en sus redes.

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 

miércoles, 22 de febrero de 2017

Tráfico de drogas en México: desde la próxima distancia (VIII)


Tráfico de drogas en México: desde la próxima distancia (VIII)

Amando Vega Fuente
Profesor de la Universidad del País Vasco

LOS NARCOCORRIDOS Y SUS LECCIONES (II)
Las dificultades que la gente joven tiene
de un encontrar un trabajo digno, estimula
la emigración para conseguir trabajo en los
Estados Unidos. Detrás está la situación socioeconómica
que, de momento, ofrece pocas
posibilidades a la población joven.
En la letra de los narcocorridos, por otra
parte, es común que se haga alusión a las
acciones tomadas por el gobierno para combatir
el tráfico de drogas. En la mayoría de las
referenciass, son los narcotraficantes quienes
salen victoriosos, lo que muestra que por más
acciones concretas que llegue a hacer la parte
gubernamental, los narcotraficantes siempre
encontrarán la forma de conseguir que los
controles, redadas y otras acciones no logren
su cometido. Un ejemplo se puede encontrar
en La Dama de la Carreola de Los Tigrillos:
La dama de la carreola
Se llamaba Josefina
La ley nunca imaginaba
Pasaba carga muy fina
El polvo no era de leche
Era pura cocaína
Estas manifestaciones al mismo tiempo que
muestran la poca efectividad de las autoridades
hacen ver que el narcotráfico ha llegado
a implicar una cotidianidad que hasta el punto
de que en la plaza de cualquier pueblo se puede
tener acceso a la droga desde una cuestión
con la simple compra de paletas heladas.
Esta cultura popular tiene otra manifestación
en la existencia del patrono de los narcos.
Malverde tiene tres capillas en el mundo
donde sus fieles se encomiendan a él: una está
en la ciudad de Cali, en Colombia; otra en
Culiacán, Sinaloa, y la tercera en Los Ángeles.
Esta patrón compite con San Judas Tadeo en
el DF y gana espacios fuera del templo de San
Hipólito (Yánez, 2006). Cada día 3 de mayo, en
la capilla que tiene en Culiacán, presuntamente
edificada con dinero del narco, sus devotos
se reúnen para venerarlo. En ese lugar se
pueden observar fotografías de los principales
capos de la droga, que le deben algún favor a
este personaje. Según la leyenda, este “santo”
nació en Sinaloa en el año de 1870 y murió
ahorcado el 3 de mayo de 1909.
Para algunos, estas canciones constituyen
la música de los narcotraficantes. Por esto no
han faltando intentos por censurar la difusión
de los corridos de traficantes en México. Los
primeros pasos se dieron en el estado de
Sinaloa en 1987a petición del gobernador
a los concesionarios de la radio y televisión
locales y a la prensa escrita. Representantes
de diferentes partidos políticos del país y de
las Cámaras de la Industria de la Radio y la
Televisión (CIRT), y no sólo en los estados
norteños, han propuesto en los últimos años
medidas encaminadas a prohibir la difusión de
los corridos que narran historias relacionadas
con el tráfico de sustancias ilícitas. El respeto
a algunas leyes vigentes y la protección ética
a niños y jóvenes han sido algunos de las
justificaciones utilizadas. En ciertos estados,
los gobiernos y las cámaras locales de radio
y televisión han establecido acuerdos para
impedir la difusión de esa producción musical
que consideran nociva. Y han llevado su
propuesta a la Cámara de Senadores y han
solicitado la intervención de la Secretaría de
Gobernación para darle fuerza de mandato
federal a la misma (Fernández, 2002).
Para otros, los narcocorridos son simplementes
letras del crimen (Libertad Digital,
2008). Los “narcocorridos” están vinculados a
los carteles de la droga. Sus intérpretes se han
convertido en una especie de “portavoces”
de esas organizaciones del crimen. En algunas
zonas del norte y centro del país, los capos
mexicanos son vistos como valientes hombres
con vidas fantásticas y misteriosas. Cantan los
legendarios “Tigres del Norte”:
Soy el jefe de jefe señores
me respetan a todos niveles
y mi nombre y fotografía nunca van a mirar
en papeles
porque a mí el periodista me quiere
y si no mi amistad se la pierde
Para Ovalle (2007), los narcocorridos son el
vehículo de reglas que rigen la dinámica real de
las redes del narcotráfico, donde aparece “un
desdibujamiento de los límites entre la ficción
y la realidad”. Por lo que esta autora, concluye
que éstos deben ser entendidos como una
forma comunicativa compleja que delinea
interacciones y prácticas sociales específicas.
Silencio, anonimato, teatralización del éxito,
hedonismo, instrumentalización de la violencia,
culto a la muerte, respeto a las jerarquías,
cumplimiento de los pactos; son las reglas
que deben ser cumplidas para perpetuar su
proyecto ilegal. Son las reglas que fueron señaladas
previamente por miembros de estas
redes y que fueron igualmente identificadas
en las letras de los narcocorridos; y finalmente,
estas reglas son las que por medio del
lenguaje estructuran y cohesionan la realidad
del narcotráfico.

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 

martes, 21 de febrero de 2017

Tráfico de drogas en México: desde la próxima distancia (VII)


Tráfico de drogas en México: desde la próxima distancia (VII)

Amando Vega Fuente
Profesor de la Universidad del País Vasco


LOS NARCOCORRIDOS Y SUS LECCIONES
“Los Tigres no son folclore, son cultura.
Ellos no glorifican ni detractan el narcotráfico,
simplemente reflejan México tal y como es,
con sus luces y sus sombras”, ha dicho Pérez-
Reverte sobre el quinteto que popularizó
los narcocorridos, en su presentación en el
Instituto Mexicano de Madrid (El Mundo,
2008). Sin embargo, la realidad resulta más
complicada, cuando incluso la muerte llega
a los mismos cantantes (López de Guereño,
2007). La música no está al margen del contexto
en que se ubica, por lo que no ha de
extrañar que existan interpretaciones variadas
sobre los narcocorridos
Hoy se puede percibir una cultura popular
surgida en torno al negocio de las drogas. Ahí
está el narcocorrido, canciones en el que se
tratan temas de narcotráfico y/o en los que
su temática central tiene que ver con cuestiones
de ilegalidad. Los Tigres del Norte son
reconocidos como los primeros exponentes
del narcocorrido en México, con canciones
como Contrabando y traición, La banda del carro
rojo, Ya encontraron a Camelia, que han pasado
a formar parte del repertorio de culto en la
música norteña (Cabrera, 2001; Olmos, 2002).
Los integrantes del grupo son oriundos de
Sinaloa, estado de México caracterizado por
el tráfico de drogas hacia los Estados Unidos,
cuestión importante para comprender su peso
en el imaginario colectivo de su comunidad.
Por esto, el núcleo central de sus canciones
alcanza el consenso y la homogeneidad dentro
del grupo social en el que surge el fenómeno
y da fuerza a las representaciones sociales que
se difunden con los narcocorridos.
Otra consecuencia de la difusión de los
primeros narcocorridos y de su aceptación
es la realización de películas que tocan las
temáticas de los narcocorridos (Valenzuela,
2002). Canciones que duran tres minutos
en promedio se convierten en historias con
una hora y media de duración. En la década
de los ochenta, la temática del denominado
“cabrito western” procede de los corridos del
contrabando y el narcotráfico. Pérez-Reverte
(2002) se inspiró para su novela La reina del
Sur en los corridos de Los Tigres del Norte,
en particular Camelia la Texana. A su vez, Los
Tigres del Norte correspondieron creando
un corrido titulado La reina del Sur basado
en la novela.
Los narcocorridos son, por otra parte, un
referente contracultural que pone en tela de
duda a las instituciones públicas y su estatus
en la sociedad mexicana. Se han convertido
en una efectiva denuncia de todos aquellos
sectores olvidados de la institucionalidad y su
discurso oficial, como señala Astorga (1997). Y,
a pesar de que los narcocorridos no abordan
de forma tajante las malas políticas sociales
aplicadas por los gobernantes, señala Lara
(2007), si tratan de relacionar la práctica y
evolución del narcotráfico con las situaciones
políticas, económicas, sociales y culturales de
México. Se pretende justificar de esta manera
que sectores de mexicanos olvidados por el
sistema no tengan otra opción que la dedicación
al tráfico de drogas como forma de
vida. El Señor de los Cerros de los Pumas del
Norte, lo expresa con claridad:
Mientras oía las noticias
Por el radio una mañana
Me puse a mirar los cerros
Que quedan frente a mí casa
Y pensé irme de bracero
Igual que toda la raza

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 

lunes, 20 de febrero de 2017

Tráfico de drogas en México: desde la próxima distancia (VI)


Tráfico de drogas en México: desde la próxima distancia (VI)

Amando Vega Fuente
Profesor de la Universidad del País Vasco

QUÉ SUCEDE EN MÉXICO III

Entre estas reformas se deben incluir salarios
más altos para los policías y mejores
mecanismos de vigilancia y control policial
para eliminar de raíz la corrupción, y perseguir
y sancionar a quienes toman parte de
la corrupción. Del lado estadounidense, las
medidas de apoyo deberían incluir el poner
freno al flujo de armas de fuego hacia México
y reducir la demanda de drogas a través de
estrategias coherentes de prevención basadas,
así como mejorar el acceso a tratamientos
de calidad para los drogodependientes. En el
ámbito mundial, sería necesario de un cambio
de estrategias, más allá de las medidas represivas,
para apoyar una transformación social
y cultural. Las medidas represivas no parecen
obtener los resultados esperados. No hay
que olvidar, por otra parte, que el consumo
de drogas no se distribuye uniformemente y
no se relaciona simplemente con la política de
la droga, puesto que los países con políticas
rigurosas en relación con las drogas, no tienen
precisamente niveles más bajos del consumo
(Degenhardt1, L. y otros, 2008).
México acaba de lanzar otra ofensiva contra
el narcotráfico y los secuestros. Los tres
poderes del Estado han firmado un pacto
para combatir al crimen organizado (Ávila,
2008). Construcción de nuevas cárceles de
máxima seguridad, reforma judicial para que
los secuestradores cumplan las penas íntegras,
nombramiento de jueces especializados, creación
de una base nacional de teléfonos móviles.
Estas son algunos de las medidas incluidas
en el Acuerdo Nacional por la Legalidad y la
Seguridad, suscrito por todos los poderes en
México: Gobierno federal, autoridades de los
Estados y municipios, legisladores y jueces.
¿Más de lo mismo?
Tampoco faltan paradojas, como la señalada
por Ovalle (2007), al explorar los sentidos
y las prácticas sociales que se construyen y
estructuran en el mundo del narcotráfico. El
consumismo y el hedonismo que caracteriza
el modo de vida de estas redes, parece contrastar
con el miedo, la instrumentalización
de la violencia y el culto a la muerte, que
cohesionan a estos grupos. Esta aparente paradoja
entre un intenso “instinto de vida” y un
igualmente intenso “instinto de muerte” se ve
reflejada en las reglas y normas que sostienen
su proyecto económico ilegal. Al estar al margen
de la ley, los “narcotraficantes” disponen
de sus propias “reglas de juego”.
Más aún, las redes del narcotráfico deben
buscar los medios adecuados para que dichas
reglas sean comunicadas; y deben encontrar
los mecanismos para que tanto los miembros
de la red, como la sociedad en general se
sujeten a ellas. En este sentido, algunas de las
particulares reglas del narcotráfico, son comunicadas
a través de las letras de los llamados
“narcocorridos”. Los narcocorridos, pues, no
dejan de ser una manifestación más de esta
compleja realidad social.

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