miércoles, 31 de agosto de 2016

Chocolate, café, té y otros estimulantes (II) VII: Efectos del té sobre la salud


Chocolate, café, té y otros estimulantes: bebidas energéticas avant la lettre (II) VII: Efectos del té sobre la salud 
Eduardo López Briz* y Ricardo Giner García**
*Servicio de Farmacia. HUP La Fe (Valencia). CASP España **CC Adicciones (Valencia)


El hombre lleva consumiendo té más de 50 siglos. Aunque los beneficios para la salud se le atribuyen al té desde el comienzo de su utilización, los estudios científicos sobre este particular datan de los últimos 30 años. El consumo de té negro ha sido asociado con una disminución del riesgo de cáncer de mama en la subpoblación de mujeres premenopáusicas con carcinoma de tipo lobular, pero dado que no hay un efecto general sobre el riesgo global de la enfermedad, es posible que se trate de un “artefacto” similar al del signo del zodiaco y el efecto de la aspirina en la cardiopatía isquémica (Sleight, 2000). Tampoco parece haber efecto, a la luz de lo publicado, sobre la enfermedad cardiovascular o la diabetes. Sí parece haber, sin embargo, un efecto protector importante sobre el desarrollo de enfermedad de Parkinson y sobre la pérdida de densidad ósea (McKay et al., 2012). Con el té oolong las cosas son algo diferentes. Se ha descrito un importante aumento del riesgo de carcinoma de vejiga, aunque el estudio se llevó a cabo sobre una pequeña cohorte de 40 pacientes y 160 controles lo que hace los resultados escasamente convincentes. También otros pequeños estudios han señalado al té oolong como un agente capaz de ayudar al control de las glucemias, de disminuir el riesgo de ictus isquémico y de incrementar el consumo energético basal, pero la trascendencia clínica de estos hallazgos está pendiente de determinarse ósea (McKay et al., 2012). Acerca del té verde se dispone de mucha más información, fundamentalmente a partir de estudios observacionales, lo que ha permitido conocer su capacidad de protección frente al cáncer esofágico, el de próstata o las hemopatías malignas pero no frente al cáncer gástrico o colorrectal; las evidencias acerca del efecto sobre el carcinoma de mama son menos concluyentes y más inciertas. Más acuerdo, aunque no unanimidad (Taubert et al., 2007), parece haber sobre la protección cardiovascular: disminución de la mortalidad, reducción de la tensión arterial y reducción de riesgo de ictus se han relacionado con el consumo de té verde, muchas veces de manera dosis dependiente. El té verde ha mostrado además un efecto beneficioso sobre la diabetes tipo 2 o sobre la salud bucodental. Muy interesante (y popular) es también el uso del té verde sobre la pérdida de peso, por más que su efectividad sea hasta el momento dudosa tanto si se ingiere en forma de bebida como en forma de cápsulas del extracto (McKay et al., 2012).

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martes, 30 de agosto de 2016

Chocolate, café, té y otros estimulantes (II) VI: Procesamiento y formas de consumo del té


Chocolate, café, té y otros estimulantes: bebidas energéticas avant la lettre (II) VI: Procesamiento y formas de consumo del té

Eduardo López Briz* y Ricardo Giner García**
*Servicio de Farmacia. HUP La Fe (Valencia). CASP España **CC Adicciones (Valencia)


La planta del té se mantiene como un arbusto durante la estación de crecimiento mediante la cosecha frecuente de las hojas, aproximadamente cada 8-12 días. Inmediatamente tras su recolección, las hojas son transportadas a las factorías donde se iniciará su procesamiento, que será el que determine el tipo de té final. El té verde (no fermentado) es sometido rápidamente tras su recolección a una calefacción mediante vapor u otros procedimientos con el fin de inactivar los enzimas que producen la fermentación e impedir ésta, lo que estabiliza el color y el contenido en polifenoles. Cuando lo que se desea producir es té oolong (semifermentado) o negro (fermentado), las hojas recolectadas son parcialmente desecadas y posteriormente pasadas por rodillos y trituradas para obtener una masa denominada dhool sobre la que se producirá la fermentación. En el caso del té oolong, ésta se para antes que en el caso del té negro, lo que le proporciona su característico color rojizo (Harbowy & Balentine, 1997). Un tipo especial de té, el llamado pu-erh, se prepara tradicionalmente con las hojas de plantas viejas de la variedad assamica en el suroeste de China, Burma, Vietnam, Laos y este de la India. Este tipo de té es fermentado entre 6 meses y un año mediante microorganismos especiales para dar el tipo madurado o prensado y almacenado en condiciones naturales para dar el tipo envejecido (Zhang et al., 2011). Después del agua, el té es la bebida más consumida en el mundo, con cerca de 2,3 millones de tazas bebidas por segundo (Chen et al., 2002). El país con un consumo per cápita más alto es, no podía ser de otra manera, Gran Bretaña, con 2,3 kg por persona y por año, seguido muy de cerca por Irlanda, Turquía, Irán, Rusia, Marruecos y Egipto, con cifras de consumo entre 1 y 2 kg/persona y año. España, país tradicionalmente cafetero y chocolatero, se encuentra muy lejos de estas cantidades (Globometer, 2013).

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lunes, 29 de agosto de 2016

Chocolate, café, té y otros estimulantes (II) V: Composición del té


Chocolate, café, té y otros estimulantes: bebidas energéticas avant la lettre (II) V: Composición del té

Eduardo López Briz* y Ricardo Giner García**
*Servicio de Farmacia. HUP La Fe (Valencia). CASP España **CC Adicciones (Valencia)


El té contiene más de 4.000 compuestos bioactivos de los que un tercio son polifenoles. Además de estos, se encuentran, lógicamente, las xantinas (cafeína, teofilina y teobromina), aminoácidos, hidratos de carbono, proteínas, flúor (0,3 mg/10 g), minerales y oligoelementos, y un conjunto de compuestos volátiles que le proporcionan el característico olor (Namita et al., 2012; Chen et al., 2002). Los polifenoles presentes en el té son principalmente flavonoides de distintos tipos (Tabla 4). Los más importantes cuantitativamente son los flavanoles, que representan el 30% del peso seco de la hoja de té verde y confieren a la infusión su sabor astringente y amargo. Los flavonoles, por su parte, constituyen el 2-3% del extracto acuoso del té (Mahmood et al., 2010; Chen et al., 2002). El distinto proceso de elaboración que sufre el té negro, con una fermentación más prolongada que permite la actuación de la polifenol-oxidasa, hace su composición algo diferente, ya que mientras los flavanoles o catequinas representan únicamente un 9%, otros polifenoles suponen el 23% (Harbowy & Balentine, 1997; Clifford & Crozier, 2012). El aroma del té es debido a un complejo conjunto de más de 600 sustancias (Wang et al., 2002), y el predominio de unas u otras le conferirá las características distintivas de las diferentes clases.

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viernes, 26 de agosto de 2016

Chocolate, café, té y otros estimulantes (II) IV: Historia del té


Chocolate, café, té y otros estimulantes: bebidas energéticas avant la lettre (II) IV: Historia del té

Eduardo López Briz* y Ricardo Giner García**
*Servicio de Farmacia. HUP La Fe (Valencia). CASP España **CC Adicciones (Valencia)


La tradición atribuye el descubrimiento del té al emperador chino Shen Nung, en el 2.737 antes de Cristo, que de manera casual tomó la bebida resultante de hervir las hojas de un árbol entonces desconocido en agua y la encontró agradable. Sin embargo, los primeros testimonios escritos del uso del té como bebida no aparecen hasta el siglo IV de nuestra era, también en China. Probablemente en esa época ya era consumido también en Assam, en la India. En el siglo IX llega a Japón pero no fue hasta finales del siglo XVI cuando empieza a conocerse en Europa a través de los relatos de un veneciano, Gianbattista Ramusio. En 1636 el primer té es bebido en París. Diez años más tarde, la East India Company envió 90 g de té al rey Carlos II de Inglaterra y en 1657 abre en Londres el primer establecimiento público en el que se servía té, iniciándose así un largo periodo en el que las historias del Imperio Británico y de la popular bebida caminarán paralelas (Wang, 2011). A principios del siglo XVIII, todo el té que se consumía en el Reino Unido provenía de China, por lo que la balanza de pagos británica se inclinaba ostensiblemente a favor de este último país. Con el fin de compensarla, se inició un plan para hacer a los chinos consumidores (y adictos) al opio que se producía entonces en la India, colonia británica. Las autoridades chinas, viendo los estragos que causaba el opio en la población, confiscaron en 1839 un cargamento en el puerto de Cantón, a lo que los ingleses respondieron con la fuerza, iniciando así una de las cuatro Guerras del Opio. Sin embargo, el ocaso del té chino ya se perfilaba; hacia 1830 se inicia el cultivo del té en Assam, Darjeeling y Ceilán, y la India se convierte en la primera potencia productora de un té ya genuinamente británico y cuyos beneficios revertían directamente en la Corona (Bond, 2012; Lewin, 1998). En 1650, el gobernador de Nueva Amsterdam, Peter Stuyvesant, ordenó que se enviara el primer cargamento de té a los colonos de lo que hoy conocemos como Nueva York. La introducción del té en América, aunque sometido a impuestos muy elevados, fue seguida de una gran difusión entre los ingleses que poblaban las colonias, sobre todo en Boston. En este lugar, y para protestar por los altos aranceles que la metrópoli imponía, en 1773 un grupo de colonos disfrazado de indios arrojó al agua un cargamento de té que se hallaba a bordo de unos navíos de la East India Company, fondeados en el puerto, iniciando así lo que acabaría siendo la Guerra de Independencia de los Estados Unidos de América. Tal vez por ello, y a diferencia de lo que sucede en otras antiguas colonias britá- nicas, en EEUU el consumo de té siempre ha ido por detrás del consumo de café. Fue sin embargo en este país donde tuvieron lugar dos inventos relacionados con el té y que han tenido alto impacto sobre su consumo en el mundo occidental, curiosamente ambos el mismo año, 1904: nos referimos al envasado de las hojas en bolsitas y a la utilización del té con hielo (Wang, 2011).

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jueves, 25 de agosto de 2016

Chocolate, café, té y otros estimulantes (II) III: TÉ


Chocolate, café, té y otros estimulantes: bebidas energéticas avant la lettre (II) III: TÉ

Eduardo López Briz* y Ricardo Giner García**
*Servicio de Farmacia. HUP La Fe (Valencia). CASP España **CC Adicciones (Valencia)
“Beber una taza de té al día hará morir de hambre al farmacéutico”. (Proverbio chino). El té es la bebida aromática que se obtiene hirviendo las hojas desecadas de la Camellia sinensis (var. assamica y var. sinensis) o vertiendo agua hirviendo sobre ellas. La planta, perteneciente a la familia Teáceas, es un arbusto perennifolio que alcanza alturas de 10-15 m cuando silvestre pero que no sobrepasa 0,6-1,5 m cuando se cultiva. Las hojas son alternas, de color verde brillante, con peciolo corto, coriáceas, lanceoladas, de margen aserrado, glabras o pubescentes por debajo, de 5-30 cm de longitud y unos 4 cm de ancho. Las flores son blancas, olorosas, de 2,5-4 cm de diámetro, solitarias o en grupos de 2-4, con numerosas anteras amarillas. El fruto es una cápsula marrón rojiza, hinchada, trígona, dividida en tres cavidades con una semilla solitaria del tamaño de una pequeña nuez en cada una (Ross, 2005). El cultivo del té se reduce a unas pocas áreas del mundo debido a sus específicos requerimientos de clima y suelo. La mayoría de las regiones productoras se localizan en Asia, con China, India y Sri Lanka como mayores productores. En África los países productores se localizan alrededor de las zonas tropicales donde Kenia, Malawi, Ruanda, Tanzania y Uganda son los mayores productores. Una pequeña parte de la producción mundial se sitúa en Sudamérica (Brasil, Argentina), Irán, Turquía, Rusia y Georgia. Sólo cinco países (China, India, Sri Lanka, Indonesia y Kenia) producen el 77% del té mundial, cuya producción total en 2010 supuso 4.067 millones de kilos (Majumder et al., 2010). 

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miércoles, 24 de agosto de 2016

Chocolate, café, té y otros estimulantes II (II): INTRODUCCIÓN


Chocolate, café, té y otros estimulantes: bebidas energéticas avant la lettre (II) II: INTRODUCCIÓN
Eduardo López Briz* y Ricardo Giner García**
*Servicio de Farmacia. HUP La Fe (Valencia). CASP España **CC Adicciones (Valencia)

La búsqueda y utilización de sustancias psicoactivas provenientes de la naturaleza acompaña a la historia de la Humanidad desde la más remota antigüedad. Ya sea con fi nes religiosos (ciertos alucinógenos, alcohol), terapéuticos (opio) o puramente sociales (té, café), la modi- fi cación voluntaria de las funciones cerebrales más nobles por parte de los humanos hunde sus raíces en la noche de los tiempos. Se tiene constancia de la utilización de plantas activas sobre el sistema nervioso central (tabaco, opio, efedra, cánnabis, solanáceas) prácticamente en todos los continentes y desde hace varios milenios (Guerra Doce, 2006; Merlin, 2003). La evolución de estas sustancias psicoactivas a lo largo de los siglos ha sido tan variada como pintoresca. Gran parte de ellas se han incorporado al mundo de la farmacoterapia, en ocasiones sin perder su carácter recreativo o de abuso aunque bajo la consideración de ilegales; algunas otras han quedado reducidas a un uso religioso marginal, y por fi n un muy pequeño número han sido integradas entre los hábitos alimenticios, culturales o recreativos de las sociedades modernas. En este último grupo situaríamos, además del tabaco (objeto de otro artículo en este monográfi co), a las que podemos considerar los antecesores directos de las bebidas energéticas, es decir, a las bebidas estimulantes clásicas: café, té y chocolate. Estas bebidas comparten una serie de características que se irán viendo más adelante, pero entre ellas nos interesa destacar precisamente su capacidad estimulante. Bajo este nombre se incluyen, desde el punto de vista farmacológico, un variado grupo de sustancias que comparten acciones dosis-dependientes que se inician con un aumento de la sensación de alerta para continuar con nerviosismo, ansiedad y, en grado extremo, convulsiones (Taylor, 1997). Uno de los grupos que forman parte de esta categoría terapéutica son las llamadas xantinas, principios activos contenidos en las bebidas estimulantes que hemos mencionado y que serán justamente el objeto de las siguientes páginas.

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martes, 23 de agosto de 2016

Chocolate, café, té y otros estimulantes (II) I: Resumen


Chocolate, café, té y otros estimulantes: bebidas energéticas avant la lettre (II) I: Resumen
Eduardo López Briz* y Ricardo Giner García**
*Servicio de Farmacia. HUP La Fe (Valencia). CASP España **CC Adicciones (Valencia)

Resumen
Las bebidas estimulantes naturales con metilxantinas (chocolate, café y té entre otras) vienen usándose desde la más remota antigüedad por sus propiedades para eliminar la fatiga, aumentar la alerta y combatir el sueño. En el presente artículo se revisan las principales características botánicas, historia, composición, procesamiento, formas de uso y efectos sobre la salud de estas bebidas, así como los principales aspectos farmacodiná- micos, farmacocinéticos y toxicológicos del principio activo responsable de sus efectos estimulantes, la cafeína. Dado que los polifenoles juegan también un papel importante en los efectos sobre la salud de estas bebidas, se hace también hincapié en su relevancia en la prevención de enfermedades crónicas.

Palabras Clave: Café, té, cacao, chocolate, mate, guaraná, metilxantinas, historia, composición, efectos sobre la salud.

Correspondencia a: Eduardo López Briz. Email: lopez_edubri@gva.es

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lunes, 22 de agosto de 2016

Bebidas energizantes XII: REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


Bebidas energizantes XII: REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Benjamín Climent Díaz, Marta C. Cancino Botello y Anka Dragoi
Unidad de Toxicología Clínica. Servicio Medicina Interna. C. Hospital General Universitario de Valencia


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viernes, 19 de agosto de 2016

Bebidas energizantes XI: CONCLUSIONES


Bebidas energizantes XI: CONCLUSIONES
Benjamín Climent Díaz, Marta C. Cancino Botello y Anka Dragoi

Unidad de Toxicología Clínica. Servicio Medicina Interna. C. Hospital General Universitario de Valencia


Son necesarios estudios que valoren el impacto en la salud de este tipo de bebidas adaptados al marco real de su consumo, esto es, dosis altas asociadas al consumo predominantemente de alcohol, en adolescentes y adultos jóvenes. 

Es fundamental la recogida de información sobre las incidencias relacionadas con su consumo abusivo en los distintos niveles asistenciales sanitarios y valorar en la práctica clínica habitual el abuso de este tipo de bebidas, modalidades de consumo y uso concomitante con otras sustancias. Es necesaria una adecuada educación sanitaria a la población sobre los riesgos para la salud del abuso de estas bebidas, especialmente en niños y adolescentes, hipertensos, cardiopatías, enfermedades psiquiátricas, epilepsia, embarazo y diabetes, al igual que con el uso concomitante de alcohol, drogas y fármacos. En individuos sanos, el consumo debe limitarse a las cantidades recomendadas por los fabricantes y autoridades sanitarias, no conllevando riesgos para la salud, pero resaltando que su abuso y combinación con alcohol, drogas y fármacos aumenta la probabilidad de efectos adversos para la salud. La regulación sobre su composición y publicidad son igualmente importantes para prevenir un potencial problema de salud pública en los próximos años. 
 


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jueves, 18 de agosto de 2016

Bebidas energizantes X: Complicaciones por intoxicación por bebidas energizantes


Bebidas energizantes X: Complicaciones por intoxicación por bebidas energizantes
Benjamín Climent Díaz, Marta C. Cancino Botello y Anka Dragoi

Unidad de Toxicología Clínica. Servicio Medicina Interna. C. Hospital General Universitario de Valencia


Hepatotoxicidad 

Insuficiencia renal 
Alteraciones respiratorias 
Agitación 
Convulsiones 
Episodios psicóticos 
Rabdomiolisis 
Taquicardia, insuficiencia cardíaca y arritmias 
Hipertensión arterial 
Descompensación diabética 
Osteopenia por alteración de los depósitos de calcio
 


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miércoles, 17 de agosto de 2016

Bebidas energizantes IX: BEBIDAS ENERGIZANTES Y CONSUMO DE ALCOHOL Y DROGAS


Bebidas energizantes IX: BEBIDAS ENERGIZANTES Y CONSUMO DE ALCOHOL Y DROGAS 
Benjamín Climent Díaz, Marta C. Cancino Botello y Anka Dragoi

Unidad de Toxicología Clínica. Servicio Medicina Interna. C. Hospital General Universitario de Valencia


El consumo de bebidas energizantes mezcladas con alcohol con el objetivo de contrarrestrar los efectos depresores del alcohol sobre el sistema nervioso central y reducir la sensación de intoxicación etílica es un fenómeno reciente asociado frecuentemente a patrones de consumo en forma de episodios de atracones o “binge drinking”. El consumo asociado es más frecuente entre adolescentes y adultos jóvenes. Se pueden consumir en combinados automezclados por el consumidor, más frecuente, o bien en productos ya premezclados comercializados (“alcopops”) (Metzner y Kraus, 2008). Estos formatos están diseñados con colores, sabores y aromas para ser atractivos hacia el segmento de consumidores jóvenes. El contenido de alcohol ha oscilado entre un 3.5% y 12%, según el producto y país. Es habitual el enmascaramiento del sabor del alcohol en estos “alcopops” con azúcares, pudiendo ser el alcohol base cerveza, vino o destilados. En los Estados Unidos, la FDA prohibió en el 2010 los alcopops por enmascarar los efectos de la intoxicación etílica y facilitar asaltos sexuales y accidentes de tráfi co (www.fda.gov/Food/ FoodingredientsPackaging/ucm190366.htm). Al disminuir la percepción subjetiva de los efectos de alcohol con una falsa sensación de mayor capacidad de alerta y concentración, puede implicar que el sujeto ignore la cantidad real de alcohol que está bebiendo, y puede condicionar un aumento del consumo de alcohol, con los efectos tóxicos a corto y largo plazo (O´Brien et al., 2008). De todas formas no existe una evidencia científi ca de estos efectos y en algún trabajo a doble ciego, aunque con una muestra pequeña, no se evidenciaron diferencias signifi - cativas en parámetros fi siológicos y bioquímicos entre la ingesta de alcohol solo o combinado con una bebida energizante (Ferreira et al., 2004). Esta disminución de la percepción subjetiva no se acompaña de disminución de la alcoholemia. La autopercepción de capacidad de conducción de vehículos puede condicionar un aumento en el peligro de accidentes y conductas de riesgo. (O´Brien et al., 2008; Rehm et al., 2011; Rath, 2012). El patrón de consumo de alcohol en forma de atracón junto a cantidades altas de bebidas energizantes puede condicionar un aumento en el consumo de alcohol, con los efectos tóxicos agudos y crónicos bien conocidos (Vonghia, 2008; Lee, Forsythe 2011; Rehm, 2010), que en los adolescentes presenta unas características diferentes por sus efectos en el sistema nervioso central (Guerri, Pascual, 2010). En algún trabajo se ha asociado el consumo conjunto con un aumento del riesgo de enfermedad alcohólica crónica (Arria et al., 2011). Igualmente, el consumo abusivo de estas bebidas energizantes junto a otras sustancias recreativas con efectos simpaticomiméticos como las anfetaminas y derivados, cocaína, triptaminas, piperazinas y algunas plantas y hongos puede condicionar un aumento del riesgo para la salud por la sumación de efectos tóxicos con la cafeína, produciendo toxicidad simpaticomimética con arritmias cardiacas, crisis hipertensivas, convulsiones, síndrome coronario agudo, agitación psicomotriz, etc. Además, la interacción con algunos fármacos como metilfenidato, IMAOS, modafi nilo, derivados de la efedrina, es decir, que presenten actividad simpaticomimética, también incrementará el riesgo de complicaciones.
 


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martes, 16 de agosto de 2016

Bebidas energizantes VIII: RIESGOS PARA LA SALUD POR EL ABUSO DE BEBIDAS ENERGIZANTES


Bebidas energizantes VIII: RIESGOS PARA LA SALUD POR EL ABUSO DE BEBIDAS ENERGIZANTES 
Benjamín Climent Díaz, Marta C. Cancino Botello y Anka Dragoi

Unidad de Toxicología Clínica. Servicio Medicina Interna. C. Hospital General Universitario de Valencia


Aunque el consumo moderado y a las dosis recomendadas por los fabricantes de este tipo de bebidas no presenta riesgos para la salud, el impacto en la salud del consumo abusivo de bebidas energizantes tanto de forma aguda como crónica no es conocido completamente. A esto se añade la falta de homogeneidad entre los diferentes estudios, no refl ejando adecuadamente la realidad de los patrones de consumo y las características de los consumidores: consumo de dosis altas en corto espacio de tiempo y asociación con alcohol, tipo de bebida y por tanto composición y concentración de cafeína, características del consumidor (edad pediátrica no valorada, estado salud previo), tiempo de consumo con efectos a largo plazo, interacción con fármacos, uso concomitante de otras sustancias estimulantes (anfetaminas, cocaína, triptaminas, alucinógenos), etc. (Tracy B et al., 2005). No hay evidencias de seguridad con el consumo de este tipo de bebidas durante el embarazo y lactancia. Teniendo en cuenta las recomendaciones para el consumo de cafeína en el embarazo, se debe limitar la ingesta de cafeína diaria a menos de 300 mg (CARE study group, 2008). En el año 2009 fueron catalogadas por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, 2009) como una bebida refrescante, al nivel de las bebidas de cola o isotónicas, descartando el daño para la salud de las mismas, aunque el estudio se realizó sobre los componentes taurina y glucuronolactona y no sobre la bebida energizante en conjunto. Esto provocó controversia al no evaluarse la bebida en sí misma, sus patrones de consumo, la toxicidad de la cafeína y otros componentes, la regulación de su composición. La variedad de componentes difi culta los estudios sobre los efectos clínicos y toxicidad, teniendo en cuenta que muchos de los componentes tienen acciones sumativas. El número de publicaciones sobre el impacto en la salud por el abuso de este tipo de bebidas ha ido en aumento en los últimos años (Kaminer, 2010; Weldy, 2010; Seifert el al, 2011; Gunja, Brown, 2012) refl ejando la enorme difusión en su consumo y los potenciales daños secundarios al abuso. Los efectos adversos por el abuso de las bebidas energizantes están ligados principalmente a su contenido de cafeína, al igual que los efectos buscados con su consumo (Iglesias-Lepine, Epelde, Espinosa, Mariñosa, 2009). Se han descrito casos de fi brilación auricular en adolescentes y adultos jóvenes, sin antecedentes cardiológicos previos, postconsumo de este tipo de bebidas (Di Rocco et al., 2011; Nagajothi et al., 2008). También se ha descrito muerte por fi brilación ventricular en varón joven sin antecedentes cardiológicos con ingesta de hasta 8 latas de una bebida energizante (Berger, Alford, 2009). Las crisis convulsivas secundarias al abuso de estas bebidas (Lyadurai, Chung, 2007; Babu et al., 2011) deberán valorarse en el contexto de consumo de otras sustancias psicoestimulantes, ya que aumentará el riesgo por sumación de efectos tóxicos. Dikici et al. (2013) reportó el caso de un hombre de 37 años previamente sano, que presentó crisis convulsivas y un accidente isquémico cerebrovascular, posterior al consumo de 3 latas de bebidas energizantes con vodka, sin otros antecedentes ni factores de riesgo que pudieran explicar la clínica. A nivel psiquiátrico, además de crisis de ansiedad y alteraciones en el sueño, hay numerosas descripciones de empeoramiento de patología psiquiátrica secundario al consumo de bebidas energizantes (Cerimele et al., 2010; Menkes, 2011). Los adolescentes no diferencian los benefi - cios de las bebidas deportivas y de las bebidas energizantes (O’Dea, 2003), hablando de ambos como una misma entidad, de tal manera que ignoran sus potenciales efectos secundarios con el abuso (Schneider, Benjamin, 2011). Es de gran importancia tener en cuenta el consumo a nivel de jóvenes deportistas ya que estas bebidas energizantes no deben ser utilizadas para realizar ejercicio físico ya que, además de no reemplazar los electrolitos perdidos, el efecto diurético de la cafeína y alcohol puede aumentar el riesgo de deshidratación postejercicio (Ganio, Casa, Armstrong, Maresh, 2007). Dados los efectos de la cafeína este tipo de bebidas no deberían ser consumidas por cardiópatas, hipertensos, epilépticos, diabéticos, y pacientes con enfermedades psiquiátricas. En la tabla 4 se resumen complicaciones médicas asociadas a la intoxicación por bebidas energizantes.
 


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lunes, 15 de agosto de 2016

Bebidas energizantes VII: Toxicidad principales componentes


Bebidas energizantes VII: Toxicidad principales componentes 
Benjamín Climent Díaz, Marta C. Cancino Botello y Anka Dragoi

Unidad de Toxicología Clínica. Servicio Medicina Interna. C. Hospital General Universitario de Valencia


- Cafeína: Náuseas, palpitaciones, taquicardia ventricular o auricular, cefalea, insomnio, ansiedad, irritabilidad, convulsiones, alucinaciones, hipopotasemia, rabdomiolisis, síndrome de abstinencia. 
- Guaraná: Insomnio, nerviosismo, falta de descanso, taquicardia, temblor, ansiedad, dolor torácico y disritmias. 
- Taurina: No hay evidencia suficiente que pruebe que aparezcan efectos adversos con el uso de taurina (exclusivamente y no añadida a cafeína). 
- Glucosa: Erosiones y cavitaciones dentales, diabetes mellitus y obesidad. 
- Ginseng: Insomnio, dolor mamario, sangrado vaginal, amenorrea, taquicardia, palpitaciones cardíacas, hipertensión, edema, cefalea, vértigo, euforia y manía. 
- Naranja Amarga: Infarto de miocardio, ictus, convulsiones, hipertensión, fotosensibilidad, arritmias, migraña, cefalea.
 

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viernes, 12 de agosto de 2016

Bebidas energizantes VI: Manifestaciones clínicas de la intoxicación por cafeína


Bebidas energizantes VI: Manifestaciones clínicas de la intoxicación por cafeína
 
Benjamín Climent Díaz, Marta C. Cancino Botello y Anka Dragoi

Unidad de Toxicología Clínica. Servicio Medicina Interna. C. Hospital General Universitario de Valencia



Cefalea 
Hepatitis tóxica 
Mareos 
Reflujo gastroesofágico 
Ansiedad 
Temblores 
Hiperactividad 
Espasmos musculares 
Insomnio 
Arritmias cardíacas 
Náuseas y vómitos 
Convulsiones 
Isquemia miocárdica 
Descompensación de enfermedades psiquiátricas 
Hipertensión arterial 
Episodios psicóticos 
Rabdomiolisis 
Muerte

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jueves, 11 de agosto de 2016

Bebidas energizantes V: EFECTOS DE LA CAFEÍNA


Bebidas energizantes V: EFECTOS DE LA CAFEÍNA 
Benjamín Climent Díaz, Marta C. Cancino Botello y Anka Dragoi

Unidad de Toxicología Clínica. Servicio Medicina Interna. C. Hospital General Universitario de Valencia


- Estimula el SNC (Smit and Rogers, 2002) 
- Aumenta el consumo energético (Smit and Rogers, 2002) 
- Mejora el ánimo y el estado de alerta (Smit and Rogers, 2002) 
- Mejora el rendimiento durante el ejercicio (Graham, 2001) 
- Mejora la velocidad de procesamiento de información, atención, conciencia y tiempo de reacción (Cysneiros et al., 2007) 
- Reduce el apetito y promueve la lipólisis y gluconeogénesis (Lopez-García et al., 2006)
- Aumento frecuencia cardiaca, tensión arterial 
- Efecto diurético 
- Vasoconstricción cerebral y vasodilatación periférica 
- Aumento secreción ácida gástrica 
- Relaja musculatura lisa

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miércoles, 10 de agosto de 2016

Bebidas energizantes IV: COMPOSICIÓN Y TOXICIDAD


Bebidas energizantes IV: COMPOSICIÓN Y TOXICIDAD 
Benjamín Climent Díaz, Marta C. Cancino Botello y Anka Dragoi

Unidad de Toxicología Clínica. Servicio Medicina Interna. C. Hospital General Universitario de Valencia

Las diferentes bebidas energizantes no poseen una composición similar siendo los principales componentes la cafeína, extractos de guaraná, taurina y otros aminoácidos, glucuronolactona y otros azúcares, ginseng, vitaminas del grupo B, extractos herbales como la naranja amarga, yerba mate y ginko biloba, entre otros. Cada producto presenta una composición diferente en cuanto a tipo de ingredientes y cantidades. No hay una regulación uniforme sobre la composición, venta, promoción y consumo de estas bebidas, dependiendo de cada país. Por lo tanto, es difícil estudiar el efecto independiente de los componentes y la interacción entre los mismos tanto para valorar las acciones estimulantes como la toxicidad por el abuso en la ingesta (Peacock et al., 2013). El principal componente de estas bebidas es la cafeína, la cual es la sustancia psicoactiva más consumida a nivel mundial. No hay estudios suficientes para valorar la acción conjunta de los diferentes componentes de las bebidas energizantes, siendo la cafeína la sustancia responsable principal de los efectos producidos con su consumo y también de los efectos adversos con su abuso (Glade, 2010; Gunja, Brown, 2012). Se encuentra presente en numerosas plantas (yerba mate, cacao, etc.), productos alimenticios (café, té, chocolate, etc.) y fármacos (antigripales, analgésicos, antimigraña, etc.) (Heckman, Weil, Gonzalez de Mejía, 2010). La cafeína o 1, 3,7-trimetilxantina posee propiedades antagonistas sobre receptores de adenosina A1 y A2A, que intervienen en la modulación de la transmisión dopaminérgica (Cauli, Morelli, 2005), inhibición de la fosfodiesterasa y liberación de catecolaminas. Es una sustancia que se absorbe rápida y completamente por vía oral y tiene una vida media de unas 5 horas, aunque sus efectos van ligados a la concentración de la misma y a la idiosincrasia del consumidor, ya que pueden aparecer síntomas más rápidos o con mayor gravedad ante pequeñas dosis (Iglesias-Lepine, Epelde, Espinosa, Mariñosa, 2009). Presenta metabolización hepática, pequeño volumen de distribución, siendo dializable. La coingesta crónica con alcohol puede prolongar la vida media de la cafeína hasta un 72% (George et al., 1986). Los efectos de la cafeína se resumen en la tabla 1. Las dosis habituales recomendadas oscilan entre 80 y 250 mg/día, con mayor probabilidad de efectos tóxicos con dosis superiores a 500 mg/día, dependiendo de la sensibilidad del paciente y peso. En general, el consumo de cafeína en cantidades moderadas no presenta riesgos para la salud (Nawrot et al., 2003; Glade, 2010). La dosis de cafeína en las bebidas energé- ticas es variable y no hay una uniformidad en su regulación. Pueden contener entre 60- 500 mg, dependiendo de la marca y formato (Clauson et al., 2008). Hay que resaltar que el contenido indicado por el fabricante de cafeína puede no tener en cuenta la cafeína presente en otros componentes de la bebida energizante, con lo que el contenido total podría ser mayor. Las manifestaciones clínicas de la intoxicación por cafeína se resumen en la tabla 2. La cafeína es una sustancia que produce tolerancia y dependencia. (Seifert et al., 2011). Cuando hay supresión brusca del consumo de cafeína en contexto de dependencia, ya sea en consumos de altas dosis en poco tiempo o dosis bajas crónicas, es de esperar que se produzca un síndrome de abstinencia (Warburton, Bersellini, Sweeney, 2001). Este comienza entre 12-24 horas después del último consumo y alcanza el máximo a las 24-48h, con una duración aproximada de una semana. Los principales síntomas son cefalea, mareos, fatiga, falta de concentración, ansiedad, menor sociabilidad, bostezos, disminución de la alerta, lentitud psicomotriz, tensión muscular, craving, náuseas, empeoramiento del rendimiento laboral, entre otros. (Mitchell, de Wit, Zacny, 1995). El guaraná es otro componente de algunas de estas bebidas y presenta un contenido en cafeína mayor que los propios granos de café, lo que tendrá que ser tenido en cuenta en las bebidas que la contengan, ya que será una fuente adicional de cafeína en estas bebidas. Además, contiene teobromina y teofi lina. Sus efectos son superponibles a los de la cafeína. En su marketing aparecen connotaciones naturales y afrodisiacas (Woolf and Brown, 2008; Smith and Atroch, 2012). La Taurina es un aminoácido esencial con acción neuroprotectora, osmoreguladora, antioxidante y modulador del calcio. Una dieta normal contiene entre 20-200 mg de taurina (Babu, 2007). Se encuentra en muchos productos de la dieta habitual del ser humano, como la carne y pescado, e incluso se añade a las fórmulas infantiles para asegurar su contenido en la dieta del niño (Braganza & Larkin, 2007). Es comercializada como suplemento dietético para mantener la función biliar, mejoría rendimiento cognitivo, en el síndrome de deprivación de alcohol, como medida y en la insufi ciencia cardíaca congestiva (Babu et al., 2008). En las bebidas energéticas se encuentra en una concentración de 600-1000mg. Por sí misma no presenta efectos adversos para la salud humana excepto en hipersensibilidad a la misma y en enfermedad ulcerosa gastroduodenal. Junto a la cafeína aumenta sus efectos y alivia la fatiga muscular. Aunque ya se han comercializado algunas bebidas sin azúcar, habitualmente contienen concentraciones elevadas de azúcares según el producto. La glucuronolactona es un carbohidrato presente usualmente en muchas de estas bebidas a concentraciones superiores a las de la dieta habitual. El resultado del exceso de glucosa en la dieta, incluyendo el consumo de bebidas azucaradas, sean o no energizantes, se relaciona con patologías como la obesidad, diabetes mellitus y síndrome metabólico por favorecer la acumulación de grasa visceral y ectópica (Clauson et al., 2008; Malik, 2010). Otras patologías como las caries, desmineralización y erosiones dentales pueden ser secundadas por el pH ácido que tienen algunas de estas bebidas (Schneider, Benjamin, 2011; Pomeranz, (2012). Entre otros componentes posibles se encuentra el Ginseng, que es conocido por mejorar el funcionamiento del sistema inmune, las funciones cognitivas, la capacidad de concentración, memoria, la capacidad física y el bienestar general a dosis de 100- 200 mg/dia. En las bebidas energéticas su concentración es de entre 0-100mg, lo cual supone que el consumo de mínimo dos a cuatro latas al día para recibir la dosis terapéutica más baja (Clauson et al., 2008; MD Consult, 2007). Los efectos secundarios más conocidos, asociados al Ginseng, incluyen insomnio, taquicardia, palpitaciones, hipertensión, edema, cefalea, vértigo, ansiedad, euforia y manía (Babu et al., 2008; Clauson et al., 2008). Respecto a otros extractos herbales destacan el ginko biloba y la naranja amarga, que también se encuentran en concentraciones bajas. Sin embargo, con la naranja amarga pueden aparecer efectos adversos de tipo estimulante, al combinarse con otras sustancias como la cafeína y guaraná, debido a que tiene una estructura similar a la adrenalina y noradrenalina, motivo por el cual podría generar riesgos cardiovasculares, al elevar las cifras de tensión arterial, así como el ritmo cardíaco. (Clauson et al., 2008). También la yerba maté es otro extracto herbal cuyo contenido es cafeína y teobromina, por lo que sus efectos son superponibles a la cafeína. En la tabla 3 se resumen los principales efectos tóxicos de algunos de los componentes de las bebidas energizantes. 

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martes, 9 de agosto de 2016

Bebidas energizantes III: EPIDEMIOLOGÍA


Bebidas energizantes III: EPIDEMIOLOGÍA

Benjamín Climent Díaz, Marta C. Cancino Botello y Anka Dragoi

Unidad de Toxicología Clínica. Servicio Medicina Interna. C. Hospital General Universitario de Valencia
Aunque las bebidas con efectos estimulantes han estado presentes desde el siglo XIX, las bebidas energizantes iniciaron un proceso expansivo en el mercado en la última década del siglo XX, generando desde entonces una rápida difusión comercial de múltiples productos en todo el mundo, proceso que continúa en crecimiento con un volumen de ventas enorme (Wolk, Ganetsky, Babu, 2012). En los últimos tres años, según datos recogidos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Bebidas Analcohólicas (ANFABRA), y de la agencia Internacional Zenith, la producción total de refrescos, incluyendo bebidas para deportistas, energéticas y otras categorías minoritarias, gira en torno a los 4.200 millones de litros anuales, de los que casi el 99% se destina al mercado nacional. Hace 10 años, la producción estaba en unos 2.800 millones de litros, lo que supone un crecimiento durante la última década de más del 50%. (http://www. zenithinternational.com/reports_data/146/ Global%20Energy%20Drinks%20Report, www.marketingnews.es). En Alemania, Inglaterra, España y Austria, las bebidas energizantes son de venta libre y no están restringidas, mientras que en países como Francia, Dinamarca y Noruega, solo se pueden adquirir en farmacias. La Unión Europea obliga a los estados miembros a etiquetar las botellas o latas con líquidos energéticos que contengan más de 150 mg. de cafeína por litro, informando al consumidor que son bebidas con alto contenido de cafeína (Roussos et al., 2009). La mayoría de consumidores de bebidas energizantes solas o mezcladas con alcohol son adolescentes y adultos jóvenes menores de 35 años (Heckman et al., 2010). Estadísticas norteamericanas reportan que hasta un 56% de los estudiantes de instituto, consumieron una bebida combinada en el último mes (Wolk, Ganetsky, Babu, 2012). Representan el 8.8% del total de bebidas azucaradas que consumen los jóvenes. Un estudio en jóvenes alemanes, revela que el 53% del total había consumido bebidas energizantes y el 26% las consumía de forma regular (Seifert, Schaechter, Hershorin & Lipshultz, 2011). En España no se disponen de datos epidemiológicos sobre el consumo abusivo, patrones del mismo e incidencias secundarias a su abuso, pero los datos correspondientes a las ventas de este tipo de bebidas indican un consumo alto. Tampoco, hasta la fecha, existen datos sobre la incidencia del consumo de bebidas energizantes mezcladas con alcohol en la población española, sobre todo en los adolescentes y adultos jóvenes, teniendo en cuenta, que las repercusiones que tiene sobre la salud, deben motivar el interés no sólo de los profesionales sanitarios (Burillo-Putze, Mesa Fumero, 2012), sino de las competencias de las autoridades públicas, por el impacto socio-económico que esto implica.

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lunes, 8 de agosto de 2016

Bebidas energizantes II: INTRODUCCIÓN


Bebidas energizantes II: INTRODUCCIÓN

Benjamín Climent Díaz, Marta C. Cancino Botello y Anka Dragoi

Unidad de Toxicología Clínica. Servicio Medicina Interna. C. Hospital General Universitario de Valencia

Las llamadas bebidas energizantes (“energy drinks”) han experimentado una difusión enorme en los últimos años, con un crecimiento continuo en su consumo y ventas e introducción de nuevos productos, representando un 20% del total del mercado de bebidas. Pueden defi nirse como bebidas refrescantes estimulantes cuyo principal componente es la cafeína y que están diseñadas para mejorar el metabolismo, rendimiento psicomotor y resistencia física, aumentar el grado de alerta con disminución de la fatiga y sueño. Se diferencian de las bebidas refrescantes clásicas en la composición con dosis más elevadas de cafeína junto a otros componentes y en el marketing de ventas con las características anteriores dirigido hacía sectores de consumidores jó- venes. No deben ser confundidas con otras bebidas utilizadas en el deporte, habitualmente isotónicas que en su composición solo fi guran agua, electrolitos y glucosa, sin contenido en sustancias estimulantes. Aunque son consumidas a nivel general como bebidas refrescantes estimulantes con cafeína, su consumo predominante es por adolescentes y adultos jóvenes, con fines recreativos, en cantidades variables pero que pueden ser altas, siendo consumidas frecuentemente junto a alcohol. En estos casos, el consumo concomitante tiene por objetivo la disminución de los efectos depresores del alcohol sobre el sistema nervioso central y el aumento de efectos estimulantes. Existen diferentes formatos de consumo que en nuestro medio se limitan principalmente al formato en forma de refresco en lata con cantidad variable entre 250 y 500 cc o bien en formato concentrado o “shot” con un contenido de 60 cc, sin gas y que se consume a temperatura ambiente. El último producto es el “energy sheets” que no es una bebida sino un granulado envasado en sobres que se disuelve en la mucosa oral. Existe una controversia científi ca importante en los últimos años sobre el impacto para la salud por el abuso en el consumo de este tipo de bebidas y su asociación con el consumo de alcohol (Tracy B et al., 2005; O´Brien et al., 2008; Reissig et al., 2009; Gunja y Brown, 2012). En los últimos años se han ido describiendo complicaciones médicas secundarias al abuso agudo en el consumo de este tipo de bebidas (Kaminer, 2010; Weldy, 2010; Di Rocco et al., 2011; Babu et al., 2011; Cerimele et al., 2010; Menkes, 2011). Hasta la fecha no existían registros de efectos tóxicos de estas bebidas, siendo considerados como intoxicaciones por cafeína o por múltiples sustancias. En Estados Unidos ya existe un registro de incidencias para la salud por el consumo abusivo de estas bebidas. Hay menos estudios sobre el impacto en la salud con el abuso crónico de estas bebidas. En la presente revisión limitada, que no pretende ser exhaustiva ni sistemática dada la complejidad y extensión del tema, se intenta resumir cual es el estado actual revisando aspectos epidemiológicos, composición y toxicidad, efectos perjudiciales para la salud por su abuso y el fenómeno del consumo concomitante con alcohol.

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