martes, 30 de agosto de 2016

Chocolate, café, té y otros estimulantes (II) VI: Procesamiento y formas de consumo del té


Chocolate, café, té y otros estimulantes: bebidas energéticas avant la lettre (II) VI: Procesamiento y formas de consumo del té

Eduardo López Briz* y Ricardo Giner García**
*Servicio de Farmacia. HUP La Fe (Valencia). CASP España **CC Adicciones (Valencia)


La planta del té se mantiene como un arbusto durante la estación de crecimiento mediante la cosecha frecuente de las hojas, aproximadamente cada 8-12 días. Inmediatamente tras su recolección, las hojas son transportadas a las factorías donde se iniciará su procesamiento, que será el que determine el tipo de té final. El té verde (no fermentado) es sometido rápidamente tras su recolección a una calefacción mediante vapor u otros procedimientos con el fin de inactivar los enzimas que producen la fermentación e impedir ésta, lo que estabiliza el color y el contenido en polifenoles. Cuando lo que se desea producir es té oolong (semifermentado) o negro (fermentado), las hojas recolectadas son parcialmente desecadas y posteriormente pasadas por rodillos y trituradas para obtener una masa denominada dhool sobre la que se producirá la fermentación. En el caso del té oolong, ésta se para antes que en el caso del té negro, lo que le proporciona su característico color rojizo (Harbowy & Balentine, 1997). Un tipo especial de té, el llamado pu-erh, se prepara tradicionalmente con las hojas de plantas viejas de la variedad assamica en el suroeste de China, Burma, Vietnam, Laos y este de la India. Este tipo de té es fermentado entre 6 meses y un año mediante microorganismos especiales para dar el tipo madurado o prensado y almacenado en condiciones naturales para dar el tipo envejecido (Zhang et al., 2011). Después del agua, el té es la bebida más consumida en el mundo, con cerca de 2,3 millones de tazas bebidas por segundo (Chen et al., 2002). El país con un consumo per cápita más alto es, no podía ser de otra manera, Gran Bretaña, con 2,3 kg por persona y por año, seguido muy de cerca por Irlanda, Turquía, Irán, Rusia, Marruecos y Egipto, con cifras de consumo entre 1 y 2 kg/persona y año. España, país tradicionalmente cafetero y chocolatero, se encuentra muy lejos de estas cantidades (Globometer, 2013).

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 
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