martes, 16 de agosto de 2016

Bebidas energizantes VIII: RIESGOS PARA LA SALUD POR EL ABUSO DE BEBIDAS ENERGIZANTES


Bebidas energizantes VIII: RIESGOS PARA LA SALUD POR EL ABUSO DE BEBIDAS ENERGIZANTES 
Benjamín Climent Díaz, Marta C. Cancino Botello y Anka Dragoi

Unidad de Toxicología Clínica. Servicio Medicina Interna. C. Hospital General Universitario de Valencia


Aunque el consumo moderado y a las dosis recomendadas por los fabricantes de este tipo de bebidas no presenta riesgos para la salud, el impacto en la salud del consumo abusivo de bebidas energizantes tanto de forma aguda como crónica no es conocido completamente. A esto se añade la falta de homogeneidad entre los diferentes estudios, no refl ejando adecuadamente la realidad de los patrones de consumo y las características de los consumidores: consumo de dosis altas en corto espacio de tiempo y asociación con alcohol, tipo de bebida y por tanto composición y concentración de cafeína, características del consumidor (edad pediátrica no valorada, estado salud previo), tiempo de consumo con efectos a largo plazo, interacción con fármacos, uso concomitante de otras sustancias estimulantes (anfetaminas, cocaína, triptaminas, alucinógenos), etc. (Tracy B et al., 2005). No hay evidencias de seguridad con el consumo de este tipo de bebidas durante el embarazo y lactancia. Teniendo en cuenta las recomendaciones para el consumo de cafeína en el embarazo, se debe limitar la ingesta de cafeína diaria a menos de 300 mg (CARE study group, 2008). En el año 2009 fueron catalogadas por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, 2009) como una bebida refrescante, al nivel de las bebidas de cola o isotónicas, descartando el daño para la salud de las mismas, aunque el estudio se realizó sobre los componentes taurina y glucuronolactona y no sobre la bebida energizante en conjunto. Esto provocó controversia al no evaluarse la bebida en sí misma, sus patrones de consumo, la toxicidad de la cafeína y otros componentes, la regulación de su composición. La variedad de componentes difi culta los estudios sobre los efectos clínicos y toxicidad, teniendo en cuenta que muchos de los componentes tienen acciones sumativas. El número de publicaciones sobre el impacto en la salud por el abuso de este tipo de bebidas ha ido en aumento en los últimos años (Kaminer, 2010; Weldy, 2010; Seifert el al, 2011; Gunja, Brown, 2012) refl ejando la enorme difusión en su consumo y los potenciales daños secundarios al abuso. Los efectos adversos por el abuso de las bebidas energizantes están ligados principalmente a su contenido de cafeína, al igual que los efectos buscados con su consumo (Iglesias-Lepine, Epelde, Espinosa, Mariñosa, 2009). Se han descrito casos de fi brilación auricular en adolescentes y adultos jóvenes, sin antecedentes cardiológicos previos, postconsumo de este tipo de bebidas (Di Rocco et al., 2011; Nagajothi et al., 2008). También se ha descrito muerte por fi brilación ventricular en varón joven sin antecedentes cardiológicos con ingesta de hasta 8 latas de una bebida energizante (Berger, Alford, 2009). Las crisis convulsivas secundarias al abuso de estas bebidas (Lyadurai, Chung, 2007; Babu et al., 2011) deberán valorarse en el contexto de consumo de otras sustancias psicoestimulantes, ya que aumentará el riesgo por sumación de efectos tóxicos. Dikici et al. (2013) reportó el caso de un hombre de 37 años previamente sano, que presentó crisis convulsivas y un accidente isquémico cerebrovascular, posterior al consumo de 3 latas de bebidas energizantes con vodka, sin otros antecedentes ni factores de riesgo que pudieran explicar la clínica. A nivel psiquiátrico, además de crisis de ansiedad y alteraciones en el sueño, hay numerosas descripciones de empeoramiento de patología psiquiátrica secundario al consumo de bebidas energizantes (Cerimele et al., 2010; Menkes, 2011). Los adolescentes no diferencian los benefi - cios de las bebidas deportivas y de las bebidas energizantes (O’Dea, 2003), hablando de ambos como una misma entidad, de tal manera que ignoran sus potenciales efectos secundarios con el abuso (Schneider, Benjamin, 2011). Es de gran importancia tener en cuenta el consumo a nivel de jóvenes deportistas ya que estas bebidas energizantes no deben ser utilizadas para realizar ejercicio físico ya que, además de no reemplazar los electrolitos perdidos, el efecto diurético de la cafeína y alcohol puede aumentar el riesgo de deshidratación postejercicio (Ganio, Casa, Armstrong, Maresh, 2007). Dados los efectos de la cafeína este tipo de bebidas no deberían ser consumidas por cardiópatas, hipertensos, epilépticos, diabéticos, y pacientes con enfermedades psiquiátricas. En la tabla 4 se resumen complicaciones médicas asociadas a la intoxicación por bebidas energizantes.
 


REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS
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