Tráfico de drogas en México: desde la próxima distancia (VIII)
Amando Vega Fuente
Profesor de la Universidad del País Vasco
LOS NARCOCORRIDOS Y SUS LECCIONES (II)
Las dificultades que la gente joven tiene
de un encontrar un trabajo digno, estimula
la emigración para conseguir trabajo en los
Estados Unidos. Detrás está la situación socioeconómica
que, de momento, ofrece pocas
posibilidades a la población joven.
En la letra de los narcocorridos, por otra
parte, es común que se haga alusión a las
acciones tomadas por el gobierno para combatir
el tráfico de drogas. En la mayoría de las
referenciass, son los narcotraficantes quienes
salen victoriosos, lo que muestra que por más
acciones concretas que llegue a hacer la parte
gubernamental, los narcotraficantes siempre
encontrarán la forma de conseguir que los
controles, redadas y otras acciones no logren
su cometido. Un ejemplo se puede encontrar
en La Dama de la Carreola de Los Tigrillos:
La dama de la carreola
Se llamaba Josefina
La ley nunca imaginaba
Pasaba carga muy fina
El polvo no era de leche
Era pura cocaína
Estas manifestaciones al mismo tiempo que
muestran la poca efectividad de las autoridades
hacen ver que el narcotráfico ha llegado
a implicar una cotidianidad que hasta el punto
de que en la plaza de cualquier pueblo se puede
tener acceso a la droga desde una cuestión
con la simple compra de paletas heladas.
Esta cultura popular tiene otra manifestación
en la existencia del patrono de los narcos.
Malverde tiene tres capillas en el mundo
donde sus fieles se encomiendan a él: una está
en la ciudad de Cali, en Colombia; otra en
Culiacán, Sinaloa, y la tercera en Los Ángeles.
Esta patrón compite con San Judas Tadeo en
el DF y gana espacios fuera del templo de San
Hipólito (Yánez, 2006). Cada día 3 de mayo, en
la capilla que tiene en Culiacán, presuntamente
edificada con dinero del narco, sus devotos
se reúnen para venerarlo. En ese lugar se
pueden observar fotografías de los principales
capos de la droga, que le deben algún favor a
este personaje. Según la leyenda, este “santo”
nació en Sinaloa en el año de 1870 y murió
ahorcado el 3 de mayo de 1909.
Para algunos, estas canciones constituyen
la música de los narcotraficantes. Por esto no
han faltando intentos por censurar la difusión
de los corridos de traficantes en México. Los
primeros pasos se dieron en el estado de
Sinaloa en 1987a petición del gobernador
a los concesionarios de la radio y televisión
locales y a la prensa escrita. Representantes
de diferentes partidos políticos del país y de
las Cámaras de la Industria de la Radio y la
Televisión (CIRT), y no sólo en los estados
norteños, han propuesto en los últimos años
medidas encaminadas a prohibir la difusión de
los corridos que narran historias relacionadas
con el tráfico de sustancias ilícitas. El respeto
a algunas leyes vigentes y la protección ética
a niños y jóvenes han sido algunos de las
justificaciones utilizadas. En ciertos estados,
los gobiernos y las cámaras locales de radio
y televisión han establecido acuerdos para
impedir la difusión de esa producción musical
que consideran nociva. Y han llevado su
propuesta a la Cámara de Senadores y han
solicitado la intervención de la Secretaría de
Gobernación para darle fuerza de mandato
federal a la misma (Fernández, 2002).
Para otros, los narcocorridos son simplementes
letras del crimen (Libertad Digital,
2008). Los “narcocorridos” están vinculados a
los carteles de la droga. Sus intérpretes se han
convertido en una especie de “portavoces”
de esas organizaciones del crimen. En algunas
zonas del norte y centro del país, los capos
mexicanos son vistos como valientes hombres
con vidas fantásticas y misteriosas. Cantan los
legendarios “Tigres del Norte”:
Soy el jefe de jefe señores
me respetan a todos niveles
y mi nombre y fotografía nunca van a mirar
en papeles
porque a mí el periodista me quiere
y si no mi amistad se la pierde
Para Ovalle (2007), los narcocorridos son el
vehículo de reglas que rigen la dinámica real de
las redes del narcotráfico, donde aparece “un
desdibujamiento de los límites entre la ficción
y la realidad”. Por lo que esta autora, concluye
que éstos deben ser entendidos como una
forma comunicativa compleja que delinea
interacciones y prácticas sociales específicas.
Silencio, anonimato, teatralización del éxito,
hedonismo, instrumentalización de la violencia,
culto a la muerte, respeto a las jerarquías,
cumplimiento de los pactos; son las reglas
que deben ser cumplidas para perpetuar su
proyecto ilegal. Son las reglas que fueron señaladas
previamente por miembros de estas
redes y que fueron igualmente identificadas
en las letras de los narcocorridos; y finalmente,
estas reglas son las que por medio del
lenguaje estructuran y cohesionan la realidad
del narcotráfico.
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