miércoles, 31 de agosto de 2016
Chocolate, café, té y otros estimulantes (II) VII: Efectos del té sobre la salud
Chocolate, café, té y otros estimulantes: bebidas energéticas avant la lettre (II) VII: Efectos del té sobre la salud
Eduardo López Briz* y Ricardo Giner García**
*Servicio de Farmacia. HUP La Fe (Valencia). CASP España **CC Adicciones (Valencia)
El hombre lleva consumiendo té más de 50 siglos. Aunque los beneficios para la salud se le atribuyen al té desde el comienzo de su utilización, los estudios científicos sobre este particular datan de los últimos 30 años. El consumo de té negro ha sido asociado con una disminución del riesgo de cáncer de mama en la subpoblación de mujeres premenopáusicas con carcinoma de tipo lobular, pero dado que no hay un efecto general sobre el riesgo global de la enfermedad, es posible que se trate de un “artefacto” similar al del signo del zodiaco y el efecto de la aspirina en la cardiopatía isquémica (Sleight, 2000). Tampoco parece haber efecto, a la luz de lo publicado, sobre la enfermedad cardiovascular o la diabetes. Sí parece haber, sin embargo, un efecto protector importante sobre el desarrollo de enfermedad de Parkinson y sobre la pérdida de densidad ósea (McKay et al., 2012). Con el té oolong las cosas son algo diferentes. Se ha descrito un importante aumento del riesgo de carcinoma de vejiga, aunque el estudio se llevó a cabo sobre una pequeña cohorte de 40 pacientes y 160 controles lo que hace los resultados escasamente convincentes. También otros pequeños estudios han señalado al té oolong como un agente capaz de ayudar al control de las glucemias, de disminuir el riesgo de ictus isquémico y de incrementar el consumo energético basal, pero la trascendencia clínica de estos hallazgos está pendiente de determinarse ósea (McKay et al., 2012). Acerca del té verde se dispone de mucha más información, fundamentalmente a partir de estudios observacionales, lo que ha permitido conocer su capacidad de protección frente al cáncer esofágico, el de próstata o las hemopatías malignas pero no frente al cáncer gástrico o colorrectal; las evidencias acerca del efecto sobre el carcinoma de mama son menos concluyentes y más inciertas. Más acuerdo, aunque no unanimidad (Taubert et al., 2007), parece haber sobre la protección cardiovascular: disminución de la mortalidad, reducción de la tensión arterial y reducción de riesgo de ictus se han relacionado con el consumo de té verde, muchas veces de manera dosis dependiente. El té verde ha mostrado además un efecto beneficioso sobre la diabetes tipo 2 o sobre la salud bucodental. Muy interesante (y popular) es también el uso del té verde sobre la pérdida de peso, por más que su efectividad sea hasta el momento dudosa tanto si se ingiere en forma de bebida como en forma de cápsulas del extracto (McKay et al., 2012).
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