miércoles, 10 de agosto de 2016
Bebidas energizantes IV: COMPOSICIÓN Y TOXICIDAD
Bebidas energizantes IV: COMPOSICIÓN Y TOXICIDAD
Benjamín Climent Díaz, Marta C. Cancino Botello y Anka Dragoi
Unidad de Toxicología Clínica. Servicio Medicina Interna. C. Hospital General Universitario de Valencia
Las diferentes bebidas energizantes no poseen una composición similar siendo los principales componentes la cafeína, extractos de guaraná, taurina y otros aminoácidos, glucuronolactona y otros azúcares, ginseng, vitaminas del grupo B, extractos herbales como la naranja amarga, yerba mate y ginko biloba, entre otros. Cada producto presenta una composición diferente en cuanto a tipo de ingredientes y cantidades. No hay una regulación uniforme sobre la composición, venta, promoción y consumo de estas bebidas, dependiendo de cada país. Por lo tanto, es difícil estudiar el efecto independiente de los componentes y la interacción entre los mismos tanto para valorar las acciones estimulantes como la toxicidad por el abuso en la ingesta (Peacock et al., 2013). El principal componente de estas bebidas es la cafeína, la cual es la sustancia psicoactiva más consumida a nivel mundial. No hay estudios suficientes para valorar la acción conjunta de los diferentes componentes de las bebidas energizantes, siendo la cafeína la sustancia responsable principal de los efectos producidos con su consumo y también de los efectos adversos con su abuso (Glade, 2010; Gunja, Brown, 2012). Se encuentra presente en numerosas plantas (yerba mate, cacao, etc.), productos alimenticios (café, té, chocolate, etc.) y fármacos (antigripales, analgésicos, antimigraña, etc.) (Heckman, Weil, Gonzalez de Mejía, 2010). La cafeína o 1, 3,7-trimetilxantina posee propiedades antagonistas sobre receptores de adenosina A1 y A2A, que intervienen en la modulación de la transmisión dopaminérgica (Cauli, Morelli, 2005), inhibición de la fosfodiesterasa y liberación de catecolaminas. Es una sustancia que se absorbe rápida y completamente por vía oral y tiene una vida media de unas 5 horas, aunque sus efectos van ligados a la concentración de la misma y a la idiosincrasia del consumidor, ya que pueden aparecer síntomas más rápidos o con mayor gravedad ante pequeñas dosis (Iglesias-Lepine, Epelde, Espinosa, Mariñosa, 2009). Presenta metabolización hepática, pequeño volumen de distribución, siendo dializable. La coingesta crónica con alcohol puede prolongar la vida media de la cafeína hasta un 72% (George et al., 1986). Los efectos de la cafeína se resumen en la tabla 1. Las dosis habituales recomendadas oscilan entre 80 y 250 mg/día, con mayor probabilidad de efectos tóxicos con dosis superiores a 500 mg/día, dependiendo de la sensibilidad del paciente y peso. En general, el consumo de cafeína en cantidades moderadas no presenta riesgos para la salud (Nawrot et al., 2003; Glade, 2010). La dosis de cafeína en las bebidas energé- ticas es variable y no hay una uniformidad en su regulación. Pueden contener entre 60- 500 mg, dependiendo de la marca y formato (Clauson et al., 2008). Hay que resaltar que el contenido indicado por el fabricante de cafeína puede no tener en cuenta la cafeína presente en otros componentes de la bebida energizante, con lo que el contenido total podría ser mayor. Las manifestaciones clínicas de la intoxicación por cafeína se resumen en la tabla 2. La cafeína es una sustancia que produce tolerancia y dependencia. (Seifert et al., 2011). Cuando hay supresión brusca del consumo de cafeína en contexto de dependencia, ya sea en consumos de altas dosis en poco tiempo o dosis bajas crónicas, es de esperar que se produzca un síndrome de abstinencia (Warburton, Bersellini, Sweeney, 2001). Este comienza entre 12-24 horas después del último consumo y alcanza el máximo a las 24-48h, con una duración aproximada de una semana. Los principales síntomas son cefalea, mareos, fatiga, falta de concentración, ansiedad, menor sociabilidad, bostezos, disminución de la alerta, lentitud psicomotriz, tensión muscular, craving, náuseas, empeoramiento del rendimiento laboral, entre otros. (Mitchell, de Wit, Zacny, 1995). El guaraná es otro componente de algunas de estas bebidas y presenta un contenido en cafeína mayor que los propios granos de café, lo que tendrá que ser tenido en cuenta en las bebidas que la contengan, ya que será una fuente adicional de cafeína en estas bebidas. Además, contiene teobromina y teofi lina. Sus efectos son superponibles a los de la cafeína. En su marketing aparecen connotaciones naturales y afrodisiacas (Woolf and Brown, 2008; Smith and Atroch, 2012). La Taurina es un aminoácido esencial con acción neuroprotectora, osmoreguladora, antioxidante y modulador del calcio. Una dieta normal contiene entre 20-200 mg de taurina (Babu, 2007). Se encuentra en muchos productos de la dieta habitual del ser humano, como la carne y pescado, e incluso se añade a las fórmulas infantiles para asegurar su contenido en la dieta del niño (Braganza & Larkin, 2007). Es comercializada como suplemento dietético para mantener la función biliar, mejoría rendimiento cognitivo, en el síndrome de deprivación de alcohol, como medida y en la insufi ciencia cardíaca congestiva (Babu et al., 2008). En las bebidas energéticas se encuentra en una concentración de 600-1000mg. Por sí misma no presenta efectos adversos para la salud humana excepto en hipersensibilidad a la misma y en enfermedad ulcerosa gastroduodenal. Junto a la cafeína aumenta sus efectos y alivia la fatiga muscular. Aunque ya se han comercializado algunas bebidas sin azúcar, habitualmente contienen concentraciones elevadas de azúcares según el producto. La glucuronolactona es un carbohidrato presente usualmente en muchas de estas bebidas a concentraciones superiores a las de la dieta habitual. El resultado del exceso de glucosa en la dieta, incluyendo el consumo de bebidas azucaradas, sean o no energizantes, se relaciona con patologías como la obesidad, diabetes mellitus y síndrome metabólico por favorecer la acumulación de grasa visceral y ectópica (Clauson et al., 2008; Malik, 2010). Otras patologías como las caries, desmineralización y erosiones dentales pueden ser secundadas por el pH ácido que tienen algunas de estas bebidas (Schneider, Benjamin, 2011; Pomeranz, (2012). Entre otros componentes posibles se encuentra el Ginseng, que es conocido por mejorar el funcionamiento del sistema inmune, las funciones cognitivas, la capacidad de concentración, memoria, la capacidad física y el bienestar general a dosis de 100- 200 mg/dia. En las bebidas energéticas su concentración es de entre 0-100mg, lo cual supone que el consumo de mínimo dos a cuatro latas al día para recibir la dosis terapéutica más baja (Clauson et al., 2008; MD Consult, 2007). Los efectos secundarios más conocidos, asociados al Ginseng, incluyen insomnio, taquicardia, palpitaciones, hipertensión, edema, cefalea, vértigo, ansiedad, euforia y manía (Babu et al., 2008; Clauson et al., 2008). Respecto a otros extractos herbales destacan el ginko biloba y la naranja amarga, que también se encuentran en concentraciones bajas. Sin embargo, con la naranja amarga pueden aparecer efectos adversos de tipo estimulante, al combinarse con otras sustancias como la cafeína y guaraná, debido a que tiene una estructura similar a la adrenalina y noradrenalina, motivo por el cual podría generar riesgos cardiovasculares, al elevar las cifras de tensión arterial, así como el ritmo cardíaco. (Clauson et al., 2008). También la yerba maté es otro extracto herbal cuyo contenido es cafeína y teobromina, por lo que sus efectos son superponibles a la cafeína. En la tabla 3 se resumen los principales efectos tóxicos de algunos de los componentes de las bebidas energizantes.
REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS
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