martes, 30 de mayo de 2017

El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes (XXVIII)


El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes: implicaciones para la prevención (XXVIII)
M. Ángeles Luengo, Paula Villar, Jorge Sobral, Estrella Romero, José A. Gómez-Fraguela
Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Universidad de Santiago de Compostela



DISCUSIÓN DE RESULTADOS
Otra posible explicación a nuestros datos puede deberse a la alta permisividad y la baja percepción de riesgo del consumo de alcohol frente a otras drogas que presentan inmigrantes adultos latinoamericanos, tal como señala el estudio de Conde y Herranz (2004) realizado con una metodología cualitativa. En este estudio también se informa de un elevado consumo de alcohol en el contexto de las actividades de ocio en la población estudiada, y de forma muy destacable en el colectivo de ecuatorianos. Otros estudios realizados en nuestro país en población adulta (e.g., Tortajada et al., 2008) han encontrado una alta prevalencia de consumo de alcohol en inmigrantes latinoamericanos. En consonancia con estos hallazgos, es posible que el hecho de que los adolescentes estén más integrados en nuestra cultura y rechacen su cultura de origen actúe como un factor de protección en los contextos familiares en los que la permisividad y el consumo de alcohol son elevados. La necesidad de autonomía de los adolescentes puede hacer que la integración en la nueva cultura y el rechazo de los valores de su propio entorno cultural se asocien a un proceso de adaptación positivo. El hallazgo del estudio de Rodríguez y colaboradores (2007) realizado con adolescentes latinos sometidos a tratamiento por problemas con el consumo de drogas de que, precisamente, los adolescentes menos aculturados tenían las mayores tasas de consumo y mayores problemas con las drogas, constituye una evidencia en sintonía con este argumento. A pesar de la importancia que las diferentes estrategias de aculturación tienen en el consumo de los inmigrantes latinoamericanos, los resultados no son del todo consistentes. Ello se debe a que la asociación entre aculturación y consumo de drogas en adolescentes es un proceso complejo, dinámico y multidimensional. Además, existen problemas metodológicos 
en muchos de los estudios norteamericanos ya que utilizan la aculturación como un constructo unidimensional relacionado con la habilidad lingüística (Unger et al., 2004). Existe un acuerdo en apoyar el biculturalismo como la estrategia de aculturación más adaptativa. Sin embargo, la relación entre los otros tipos de aculturación y el consumo parece estar mediatizada por otras variables de carácter contextual e individual y, mientras para algunos adolescentes y en algunos contextos puede ser adaptativo la asimilación y el rechazo de su cultura de origen, en otros casos el apego a su cultura de procedencia puede constituir un factor de protección. Por todo ello, es necesario reconocer que la influencia de los procesos de aculturación sobre el consumo no se puede entender sin tener en cuenta otro importante conjunto de variables que se ha comprobado que están fuertemente relacionadas con el consumo de drogas de los adolescentes. El análisis, en este trabajo, de la significación de otras variables personales y contextuales en la explicación del consumo de drogas ha revelado ciertas diferencias que puede considerarse igualmente importantes para el diseño de estrategias de intervención específicas para este colectivo. Entre las variables predictoras del uso de drogas y la intención de consumo en los adolescentes autóctonos e inmigrantes adquieren relevancia, de forma similar para ambos grupos, las variables que hacen referencia al consumo de sustancias por parte de los amigos y a la falta de supervisión paterna de las actividades y acompañantes de los/as hijos/as fuera del hogar. Así pues, los dos contextos de influencia por excelencia para los adolescentes, esto es, los amigos y la familia, están jugando ese papel determinante que, de forma repetida, ha sido destacado en la investigación nacional e internacional (e.g., Fang et al., 2008).
Sin embargo, nuestros datos nos llevan a plantear un ligero matiz que subyace al entendimiento de los factores de más interés en la explicación de la conducta de consumo y que, según nuestros resultados, diferencia a los estudiantes autóctonos de los de origen lationamericano. Ocurre que, mientras para los adolescentes nativos españoles la falta de resistencia a las presiones ejercidas por el grupo de iguales se manifiesta como un factor predictor del consumo de drogas, para los adolescentes inmigrantes, es la impulsividad la que se muestra como variable con poder predictivo. Este mayor peso de las variables personales en la explicación del consumo en los inmigrantes se refuerza cuando examinamos los factores que actúan como predictores de la intención de consumo futuro de sustancias. En este caso, para ambos grupos, una inadecuada relación con el contexto escolar se alza como una nueva variable contextual a tener en cuenta. Sin embargo, a la vez que el consumo de los amigos y la susceptibilidad a la persuasión se presentan como las variables de mayor poder predictivo en la muestra de autóctonos, para los estudiantes inmigrantes, el valor de la impulsividad como predictor de la intención de consumo se ve reforzado por una segunda variable de personalidad, el afán por buscar sensaciones novedosas. Las pautas que pueden marcar el diseño de los programas de prevención están, pues, sobre la mesa. Llevar a cabo intervenciones preventivas que impulsen la competencia social y académica de los estudiantes e implicar a la comunidad escolar y a los padres en su desarrollo parece resultar definitivo en su eficacia. La diferencia estriba en el énfasis que se otorgue a sus componentes principales, bien dirigidos a desarrollar estrategias de resistencia hacia el ofrecimiento de drogas por parte de los compañeros, una opción especialmente relevante en el caso de los 
adolescentes autóctonos, o bien dirigidos a potenciar estrategias de autocontrol y habilidades de toma de decisiones, un ingrediente destacable de las intervenciones preventivas para los adolescentes inmigrantes. Como conclusión última debemos reseñar que, si bien los resultados encontrados en esta investigación deben ser corroborados en investigaciones futuras con adolescentes de edades superiores e, incluso, con niveles más problemáticos de consumo, el conocimiento aportado por esta investigación puede ser de gran ayuda para la optimización de propuestas de intervención adaptadas a las particularidades culturales y contextuales de los distintos grupos de adolescentes que confi guran nuestra realidad social. 

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 

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