viernes, 28 de abril de 2017

El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes (XII)


El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes: implicaciones para la prevención (XII)

M. Ángeles Luengo, Paula Villar, Jorge Sobral, Estrella Romero, José A. Gómez-Fraguela
Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Universidad de Santiago de Compostela

MÉTODO
Variables e Instrumentos
Para evaluar las actitudes positivas hacia las
drogas se utilizó un cuestionario de 13 ítems
(véase Luengo, Romero et al., 1999) con un
formato de respuesta de escala de tres puntos
que pretende refl ejar el grado de acuerdo o
desacuerdo de los adolescentes con cada enunciado.
Para evaluar la intención de consumo se
recurrió a cuatro ítems que preguntaban a los
adolescentes si, en caso de tener oportunidad,
consumirían alguna de las diferentes sustancias
(tabaco, alcohol, cannabis, otra droga) durante
el siguiente fi n de semana (véase Marsiglia
et al., 2008). Por otra parte, para evaluar la
implicación en conductas transgresoras vinculadas
estrechamente con la problemática de
consumo de drogas se ha utilizado la subescala
denominada “Problemas relacionados con
drogas” dentro del Cuestionario de Conducta
Antisocial (CCA; Luengo, Otero-López et al.,
1999). Esta subescala está compuesta de seis
ítems (e.g., “Tener problemas por el uso de
drogas (en casa, en la escuela, con los amigos/
as)”, “Participar en actos ilegales para conseguir
droga”) que deben responderse en una
escala de cuatro puntos según la frecuencia
de realización de las conductas transgresoras
(nunca, pocas veces (1-5), bastantes veces
(6-9), con frecuencia (10 o más).
Para evaluar la variable “aculturación” en
los adolescentes, hemos utilizado dos medidas.
En primer lugar, una versión modifi cada del
Cuestionario de Implicación Cultural (BIQ),
elaborado por Szapocznik, Kurtines y Fernández
(1980). Este autoinforme indaga acerca del
grado en que las personas aprecian y disfrutan
con toda una serie de aspectos propios de
las culturas de origen y acogida (costumbres,
músicas, actividades de ocio, medios de comunicación,
tradiciones familiares, etc.). La versión
original estaba formada por dos subescalas de
21 ítems cada una (atracción por la cultura de
origen; atracción por la cultura de acogida).
Para este estudio eliminamos aquellos ítems
que hacían referencia a cuestiones lingüísticas,
utilizando una versión de 15 elementos
en cada escala. Los adolescentes debían
contestar a esas cuestiones en una escala de
cinco alternativas (nada, poco, algo, bastante y
mucho). La segunda medida utilizada ha sido la
escala de actitudes hacia la aculturación (Berry,
Phinney, Sam y Vedder, 2006). Esta escala está
compuesta por 20 ítems referidos a distintos
aspectos de la cultura del país de origen y del
de acogida (tradiciones, actividades sociales,
amigos, etc.) que se agrupan en cuatro subescalas
que evalúan las distintas actitudes propuestas
por los autores: asimilación, integración,
separación y marginación. Tales subescalas
representan los cuatro diferentes estilos que
los sujetos inmigrantes pueden adoptar para
afrontar el supuesto choque entre la cultura
de procedencia y la de acogida que tiene lugar
en la experiencia migratoria.

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 

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