El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes: implicaciones para la prevención (VI)
M. Ángeles Luengo, Paula Villar, Jorge Sobral, Estrella Romero, José A. Gómez-Fraguela
Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Universidad de Santiago de Compostela
En definitiva, en diferentes estudios y a
través de múltiples vías se ha constatado el
rol diferencial que juegan una serie de variables
personales en el consumo de drogas. Así
mismo existen numerosos trabajos acerca de
la contribución a las variaciones en tal probabilidad
de factores contextuales de carácter
“micro”, esto es, entorno familiar próximo,
entorno escolar, grupo de iguales (Romero et
al., 2000; Gómez-Fraguela, Luengo, Romero
y Villar 2003; Villar et al., 2003; Villar, Luengo,
Gómez-Fraguela y Romero, 2004).
Como resultado de la investigación se
puede disponer de un cuerpo de resultados
bastante sólido en relación con la importancia
que determinadas variables tienen para el
consumo de alcohol, tabaco y otras drogas.
Está menos estudiado en qué medida estas variables
siguen siendo importantes para grupos
de adolescentes que tienen que integrarse a
una nueva cultura debido a su situación como
inmigrantes. Además de los factores de riesgo
analizados anteriormente, en el colectivo de
inmigrantes se otorga especial relevancia a los
procesos de aculturación, variable que puede
constituirse en un elemento esencial para
la comprensión del consumo de drogas en
esta población (Marsiglia, Kulis, Wagstaff , Elek
y Dran, 2005; Marsiglia, Oyeran, y Jackson,
2000).
El proceso de aculturación, como señala Berry
(2003) es un tema central en la psicología
de la inmigración y uno de los aspectos que
más investigación ha recibido. El concepto de
aculturación fue defi nido inicialmente en antropología
y es considerado como un fenómeno a
nivel grupal. En un sentido amplio, según la defi
nición recogida en el Social Sciences Research
Council (1954), el proceso de aculturación
se defi ne como el intercambio de actitudes
culturales y conductas que ocurren cuando
personas de distintos entornos socioculturales
entran en contacto. En la literatura psicológica,
el proceso de aculturación se entiende
como el conjunto de cambios (psicológicos,
sociales, económicos, etc.) que se suponen
atribuibles al contacto intercultural resultante
de la experiencia migratoria. Este proceso fue
inicialmente defi nido como un proceso unidimensional
en el que la exposición a un nuevo
sistema cultural lleva a los miembros del grupo
inmigrante a adoptar las actitudes, los valores
y las conductas del grupo dominante (Rogler,
Malgady y Rodríguez, 1989). En este momento
el concepto ha evolucionado y se ve como un
proceso multidimensional en el que una persona
puede mantener aspectos de la cultura
de origen aunque adopte elementos del nuevo
grupo cultural (Berry, 1997; Rogler, Cortés y
Malgady, 1991; Szapocznik, Kurtines y Fernández,
1980). La adopción de los elementos de
una nueva cultura no implica el rechazo o la
pérdida de la cultura de origen, de forma que
los individuos pueden variar tanto en la medida
en que retienen su cultura original como en
la medida en que adoptan e interiorizan los
aspectos de la nueva cultura.
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