El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes: implicaciones para la prevención (III)
M. Ángeles Luengo, Paula Villar, Jorge Sobral, Estrella Romero, José A. Gómez-Fraguela
Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Universidad de Santiago de Compostela
El consumo de drogas en la adolescencia
es el resultado de un complejo y dinámico
conjunto de factores de riesgo y de protección
que operan en múltiples niveles de análisis. A
nivel individual, las predisposiciones biológicas,
los rasgos de personalidad y las competencias
cognitivas y sociales pueden incrementar o disminuir
la probabilidad de que los adolescentes
se inicien en el consumo de drogas o tengan
problemas serios por su consumo (Luengo,
Sobral, Romero y Gómez-Fraguela, 2002).
En el ámbito interpersonal, las influencias
sociales del grupo de amigos y otros modelos
de rol, la familia y la escuela, pueden infl uir en
el consumo.
La investigación avala la naturaleza multicausal
del proceso y gran parte de las investigaciones
realizadas han examinado el consumo
de drogas en el contexto más amplio de
“problemas de conducta” en los adolescentes.
En sintonía con las propuestas del modelo de
Jessor (Jessor, 1992; Jessor y Jessor, 1980), y de
acuerdo con otros estudios sobre conductas
desviadas, se ha encontrado evidencia de una
alta asociación entre el consumo de drogas y
otros desajustes conductuales, como la conducta
antisocial (Otero, Luengo, Mirón, Carrillo
y Romero, 1994). Los comportamientos que
forman parte de este “síndrome conductual”
parecen responder a determinantes semejantes
que se sitúan en diferentes ámbitos de
infl uencia psicosocial.
Entre los ámbitos psicosociales más estudiados
destaca la familia. Algunos estudios han
hecho hincapié en la importancia de las relaciones
afectivas familiares; se ha encontrado que
el confl icto familiar, una baja confi anza entre
hijos y padres y un bajo nivel de comunicación
entre los miembros de la familia se vincula
al consumo de drogas, tanto legales como
ilegales (Otero, Mirón y Luengo, 1989; Secades,
Fernández y Vallejo, 2005; Villar, Luengo,
Gómez y Romero, 2003). Por el contrario, el
apego a la familia parece actuar como factor
de protección ante los problemas de conducta
adolescentes (Arbinaga, 2002; Sobral,
Romero, Luengo y Marzoa, 2000). Otro foco
de atención han sido las prácticas educativas
desplegadas por los padres. Al respecto, varios
estudios realizados en España han mostrado
que el consumo de drogas en adolescentes
se asocia con patrones disciplinarios familiares
permisivos e inconsistentes (Pons y Berjano,
1997; Secades et al., 2005; Villar et al., 2003).
Dentro de estas prácticas disciplinarias tiene
especial relevancia la escasa supervisión familiar.
Así mismo, el uso de drogas en la familia
y las normas y actitudes familiares proclives
al consumo se han mostrado como potentes
predictores del consumo adolescente (Luengo,
Otero, Mirón y Romero, 1994).
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