viernes, 28 de abril de 2017

El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes (XII)


El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes: implicaciones para la prevención (XII)

M. Ángeles Luengo, Paula Villar, Jorge Sobral, Estrella Romero, José A. Gómez-Fraguela
Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Universidad de Santiago de Compostela

MÉTODO
Variables e Instrumentos
Para evaluar las actitudes positivas hacia las
drogas se utilizó un cuestionario de 13 ítems
(véase Luengo, Romero et al., 1999) con un
formato de respuesta de escala de tres puntos
que pretende refl ejar el grado de acuerdo o
desacuerdo de los adolescentes con cada enunciado.
Para evaluar la intención de consumo se
recurrió a cuatro ítems que preguntaban a los
adolescentes si, en caso de tener oportunidad,
consumirían alguna de las diferentes sustancias
(tabaco, alcohol, cannabis, otra droga) durante
el siguiente fi n de semana (véase Marsiglia
et al., 2008). Por otra parte, para evaluar la
implicación en conductas transgresoras vinculadas
estrechamente con la problemática de
consumo de drogas se ha utilizado la subescala
denominada “Problemas relacionados con
drogas” dentro del Cuestionario de Conducta
Antisocial (CCA; Luengo, Otero-López et al.,
1999). Esta subescala está compuesta de seis
ítems (e.g., “Tener problemas por el uso de
drogas (en casa, en la escuela, con los amigos/
as)”, “Participar en actos ilegales para conseguir
droga”) que deben responderse en una
escala de cuatro puntos según la frecuencia
de realización de las conductas transgresoras
(nunca, pocas veces (1-5), bastantes veces
(6-9), con frecuencia (10 o más).
Para evaluar la variable “aculturación” en
los adolescentes, hemos utilizado dos medidas.
En primer lugar, una versión modifi cada del
Cuestionario de Implicación Cultural (BIQ),
elaborado por Szapocznik, Kurtines y Fernández
(1980). Este autoinforme indaga acerca del
grado en que las personas aprecian y disfrutan
con toda una serie de aspectos propios de
las culturas de origen y acogida (costumbres,
músicas, actividades de ocio, medios de comunicación,
tradiciones familiares, etc.). La versión
original estaba formada por dos subescalas de
21 ítems cada una (atracción por la cultura de
origen; atracción por la cultura de acogida).
Para este estudio eliminamos aquellos ítems
que hacían referencia a cuestiones lingüísticas,
utilizando una versión de 15 elementos
en cada escala. Los adolescentes debían
contestar a esas cuestiones en una escala de
cinco alternativas (nada, poco, algo, bastante y
mucho). La segunda medida utilizada ha sido la
escala de actitudes hacia la aculturación (Berry,
Phinney, Sam y Vedder, 2006). Esta escala está
compuesta por 20 ítems referidos a distintos
aspectos de la cultura del país de origen y del
de acogida (tradiciones, actividades sociales,
amigos, etc.) que se agrupan en cuatro subescalas
que evalúan las distintas actitudes propuestas
por los autores: asimilación, integración,
separación y marginación. Tales subescalas
representan los cuatro diferentes estilos que
los sujetos inmigrantes pueden adoptar para
afrontar el supuesto choque entre la cultura
de procedencia y la de acogida que tiene lugar
en la experiencia migratoria.

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 

jueves, 27 de abril de 2017

El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes (XI)


El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes: implicaciones para la prevención (XI)

M. Ángeles Luengo, Paula Villar, Jorge Sobral, Estrella Romero, José A. Gómez-Fraguela
Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Universidad de Santiago de Compostela


MÉTODO
Variables e Instrumentos
Las variables de estudio hacen referencia,
principalmente, a la iniciación y frecuencia de
consumo de drogas, pero también se han considerado
otras relacionadas directamente con
el uso de sustancias como lo son las actitudes
positivas hacia las drogas y la intención de consumo,
así como la implicación en actividades
antisociales vinculadas con la problemática de
consumo. Por otra parte, también se ha contemplado
la variable “aculturación” con el fi n
de examinar las diferencias en el consumo de
la población adolescente inmigrante en función
de las estrategias seguidas en su proceso de
adaptación a la sociedad española de acogida.
Finalmente, se ha examinado además el poder
predictivo de determinados factores de riesgo
del consumo en diferentes áreas de relevancia
para la población adolescente. Éstos son: i) en
el ámbito familiar, conflicto familiar y supervisión
parental; ii) en el ámbito académico,
desajuste escolar; iii) en el ámbito personal,
impulsividad y búsqueda de sensaciones; y iv)
en el ámbito social, consumo de drogas de los
amigos y susceptibilidad a la persuasión.
En la evaluación de todas estas variables se
ha recurrido al método de autoinforme. Así
pues, se ha utilizado un compendio de distintos
cuestionarios y escalas de carácter anónimo
con el fi n de garantizar la confi dencialidad
de los datos y promover la sinceridad en la
respuestas de los adolescentes.
El instrumento utilizado para evaluar el consumo
de sustancias se deriva del Cuestionario
de Consumo de Drogas (CCD) (Luengo et
al., 1994). Para la investigación se utilizaron las
medidas referidas a la prevalencia de consumo
durante toda la vida de tabaco, alcohol, cannabis
y otras drogas y la frecuencia con que
se ha consumido tabaco, alcohol y cannabis
en los últimos 30 días. A estas preguntas de
frecuencia, los adolescentes debían responder
en una escala con seis alternativas (nunca, una o
dos veces, de tres a cinco veces, de seis a diez
veces, entre 11 y 20, o más de 20). Además de
la frecuencia, también se utilizaron preguntas
dirigidas a evaluar la cantidad de consumo
de tabaco y alcohol. En el caso del tabaco
se preguntaba por el número de cigarrillos
fumados aproximadamente cada semana, y
para el acohol se pedía a los adolescentes que
indicasen el número de consumiciones que
solían tomar cuando bebían y el número de
borracheras en el último año.

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 

miércoles, 26 de abril de 2017

El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes (X)


El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes: implicaciones para la prevención (X)

M. Ángeles Luengo, Paula Villar, Jorge Sobral, Estrella Romero, José A. Gómez-Fraguela
Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Universidad de Santiago de Compostela


MÉTODO
Muestra
Entre los estudiantes inmigrantes de origen
latinoamericano, la composición de la muestra
varía considerablemente en cuanto al país de
procedencia (Gráfico 1). La nacionalidad más
numerosa es la ecuatoriana que representa
un 34,9% del total, seguida de la colombiana,
con un 20,5%. A mayor distancia se sitúan los
estudiantes inmigrantes procedentes de países
como la República Dominicana y Argentina,
con un 7,5% y un 7,1% respectivamente.
El resto de la muestra se distribuye ya con
porcentajes inferiores entre los demás países
reflejados en el Gráfico 1.

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 

martes, 25 de abril de 2017

El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes (IX)


El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes: implicaciones para la prevención (IX)

M. Ángeles Luengo, Paula Villar, Jorge Sobral, Estrella Romero, José A. Gómez-Fraguela
Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Universidad de Santiago de Compostela


MÉTODO

Muestra
La muestra de estudio la conforman un
total de 2.260 estudiantes de 1er y 2º ciclo
de Educación Secundaria Obligatoria (E.S.O.)
de la Comunidad Autónoma de Galicia y la
Comunidad Autónoma de Madrid. Los centros
educativos incluidos en la muestra fueron seleccionados,
según los datos aportados por la
administración, por ser los centros con mayor
número de alumnado inmigrante. En cada
centro se evaluó a los alumnos de un aula, seleccionada
aleatoriamente, en cada nivel de 1º
y 2º ciclo de la E.S.O. y a todos los estudiantes
inmigrantes de los cuatro niveles. En concreto,
la muestra gallega estuvo compuesta por
1.299 adolescentes de 21 centros educativos
públicos situados en las principales ciudades de
las cuatro provincias gallegas, principalmente
de A Coruña y Pontevedra. De ellos el 21%
eran inmigrantes de origen latinoamericano.
La muestra evaluada en Madrid se compone
de 961 estudiantes de 9 centros educativos
públicos situados en la ciudad de Fuenlabrada
y los distritos de Tetuán y Carabanchel de la
ciudad de Madrid, incrementándose, en este
caso, el porcentaje de inmigrantes latinos al
49,6% (véase Tabla 1). En cuanto al género,
la muestra está compuesta por un 53,1% de
varones y un 46,9% de mujeres. Por lo que se
refi ere a la edad, la media de la muestra fue
de 14,15 años (desviación típica de 1,43). Tal
como se presenta en la Tabla 1, también se
han recogido datos sobre el nivel socioeconómico
de la muestra en base al índice de
Hollingshead, que contempla el nivel de estudios
y la profesión de los progenitores. Al
respecto, se ha encontrado que la mayoría de
los estudiantes (el 65,5%) pertenecen a un
estrato socioeconómico medio-bajo o bajo,
el 14,2% se situaría en un estrato medio y el
9,1% restante en un nivel socioeconómico de
tipo medio-alto o alto.

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 

lunes, 24 de abril de 2017

El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes (VIII)


El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes: implicaciones para la prevención (VIII)

M. Ángeles Luengo, Paula Villar, Jorge Sobral, Estrella Romero, José A. Gómez-Fraguela
Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Universidad de Santiago de Compostela


La mayor parte de la investigación sobre
inmigración, aculturación y consumo de drogas
se ha realizado en el contexto americano y son
relativamente escasos los estudios en nuestro
país. Cabe destacar algunos trabajos recientes
realizados con adultos (Conde y Herranz,
2004; Defensor del Pueblo Andaluz, 2004;
Tortajada et al., 2008; Forcada y Ferrer, 2008),
sin embargo, los estudios con adolescentes son
mucho más escasos. Es probable que la experiencia
aculturativa tenga matices diferenciales
en nuestro país. Además, es de esperar que
se produzca de forma distintiva en una etapa
evolutiva como la adolescencia donde, además
del estrés asociado a la transición desde la
cultura de origen a la de acogida, habría que
considerar también el estrés asociado con esta
etapa vital (transición de la infancia a la adultez)
y el incremento natural de confl ictos en el seno
familiar cuando los/as hijos/as alcanzan este
período de la vida.
Una de las críticas que se hace a la investigación
sobre la aculturación (Boski y Kwast-
Welfeld, 1998) es la falta de utilidad y fuerza
para explicar las diferencias entre grupos o
entre individuos y la falta de contenido psicológico
y cultural. El proceso de aculturación y las
estrategias adoptadas por los individuos tienen
efectos sobre la adaptación y las conductas de
riesgo de los adolescentes, pero es necesario
analizar ese proceso en relación con otros factores
personales y contextuales que moderan
y determinan esos efectos. Por ello, en este
trabajo nos proponemos analizar el consumo
de drogas de los adolescentes en relación con
el proceso de aculturación y con otros factores
de riesgo. El análisis de la evolución del proceso
de aculturación en relación con variables
personales y con el contexto familiar, escolar y
del grupo de amigos en los que se desarrolla
el adolescente nos puede ofrecer indicadores
válidos sobre los que asentar intervenciones
preventivas del consumo de drogas socioculturalmente
sensibles.
De acuerdo con estas consideraciones,
los objetivos de esta investigación son los
siguientes:
1. Analizar patrones de consumo de drogas
en diferentes grupos de inmigrantes escolarizados.
2. Establecer las relaciones entre patrones
de aculturación y consumo de drogas.
3. Examinar el poder de determinadas
variables personales (impulsividad, afán por
el riesgo) y contextuales (supervisión familiar,
desajuste escolar y relación con amigos consumidores)
en la predicción del consumo en los
adolescentes inmigrantes y autóctonos.
4. Analizar el papel diferencial que juega el
proceso de aculturación en la predicción del
consumo.
5. Identifi car las variables que se deben tener
en cuenta para diseñar o adaptar programas de
intervención preventiva socio-culturalmente
relevantes para los adolescentes inmigrantes
latinoamericanos.

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 

viernes, 21 de abril de 2017

El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes (VII)


El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes: implicaciones para la prevención (VII)

M. Ángeles Luengo, Paula Villar, Jorge Sobral, Estrella Romero, José A. Gómez-Fraguela
Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Universidad de Santiago de Compostela



Consistentemente con esta orientación y
de acuerdo con el trabajo de Berry (1980,
2003), se han propuesto cuatro “estrategias de
aculturación” que los sujetos inmigrantes adoptan
para afrontar el supuesto choque entre la
cultura de procedencia y la de acogida:
a) Integración o biculturalismo, que refl eja
una implicación activa en ambas culturas y
se caracteriza por actitudes positivas hacia
ambos contextos culturales, el de origen y el
de acogida.
b) Asimilación, cuando un individuo adopta
los parámetros culturales de la sociedad de
acogida y rechaza, desprecia o no mantiene
conexiones con su cultura de origen.
c) Separación o retirada, cuando se desea
mantener y se idealiza la cultura de origen y se
manifi esta disgusto o rechazo ante el entorno
de acogida.
d) Marginación/alienación, estrategia en la
que predominan actitudes negativas hacia ambos
entornos culturales; se rechaza la cultura
de origen y existe una escasa participación en
la nueva cultura.
En diferentes estudios (Berry, 1997; Berry
y Kim, 1988; Montreuil y Bourhis, 2001) se ha
encontrado evidencia de que las estrategias
de aculturación tienen importantes relaciones
con la adaptación. La estrategia de integración
o biculturalismo es la que parece ser más
adaptativa, sin embargo los resultados no son
del todo consistentes. Por ejemplo, Rudmin
(2003) ha señalado que todos los tipos de
aculturación conllevan difi cultades, estrés y
otras consecuencias negativas.
La aculturación puede ser un factor de
riesgo por dos razones, por una parte puede
introducir y reforzar conductas de la cultura
dominante que causan confl ictos de valor con
la cultura de origen, y por otra, puede generar
estrés cuando el individuo intenta resolver las
diferencias culturales en confl icto. La aculturación
puede debilitar los vínculos con las fuentes
de apoyo tradicionales, sin que el individuo
tenga las habilidades sufi cientes para sustituir
esas fuentes de apoyo por otras en la nueva
cultura. La tensión generada por encontrarse
en un entorno poco familiar se asocia con
un sentido de pérdida cultural y una falta de
pertenencia que puede llevar al aislamiento
social y a conductas de riesgo, entre ellas al
consumo de alcohol y otras drogas.
En relación a los adolescentes, diversos estudios
han hallado que los jóvenes inmigrantes
con una mayor inmersión en los parámetros de
la nueva cultura y pérdida de los valores de la
suya de origen (es decir, que siguen un patrón
de asimilación), tienen mayores tasas de consumo
de sustancias (Epstein, Dusenbury, Botvin
y Díaz, 1996; Vega y Gil, 1998), problemas de
conducta o delincuencia (Szapocznik et al.,
1980; Vega, Zimmerman, Warheit, Apospori
y Gil, 1993), depresión, sentimientos de soledad
y alienación (Suárez, Fowers, Garwood
y Szapocznik, 1997) y otros problemas de
salud. Por el contrario los jóvenes que adoptan
una estrategia de integración de ambas
culturas (integración/biculturalismo) parecen
tener tasas más bajas de estos problemas y
niveles mayores de competencia y estilos de
logro (Birman, Trickett y Vinokurov, 2002). La
investigación sobre proceso de aculturación y
consumo de sustancias también ha apoyado
que el mantener el apego y permanecer
arraigado a la cultura de origen actúa como
un factor protector del consumo de drogas
en los pre-adolescentes (Gil, Wagner y Vega,
2000; Marsiglia y Daley, 2002).

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 

jueves, 20 de abril de 2017

El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes (VI)


El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes: implicaciones para la prevención (VI)

M. Ángeles Luengo, Paula Villar, Jorge Sobral, Estrella Romero, José A. Gómez-Fraguela
Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Universidad de Santiago de Compostela


En definitiva, en diferentes estudios y a
través de múltiples vías se ha constatado el
rol diferencial que juegan una serie de variables
personales en el consumo de drogas. Así
mismo existen numerosos trabajos acerca de
la contribución a las variaciones en tal probabilidad
de factores contextuales de carácter
“micro”, esto es, entorno familiar próximo,
entorno escolar, grupo de iguales (Romero et
al., 2000; Gómez-Fraguela, Luengo, Romero
y Villar 2003; Villar et al., 2003; Villar, Luengo,
Gómez-Fraguela y Romero, 2004).
Como resultado de la investigación se
puede disponer de un cuerpo de resultados
bastante sólido en relación con la importancia
que determinadas variables tienen para el
consumo de alcohol, tabaco y otras drogas.
Está menos estudiado en qué medida estas variables
siguen siendo importantes para grupos
de adolescentes que tienen que integrarse a
una nueva cultura debido a su situación como
inmigrantes. Además de los factores de riesgo
analizados anteriormente, en el colectivo de
inmigrantes se otorga especial relevancia a los
procesos de aculturación, variable que puede
constituirse en un elemento esencial para
la comprensión del consumo de drogas en
esta población (Marsiglia, Kulis, Wagstaff , Elek
y Dran, 2005; Marsiglia, Oyeran, y Jackson,
2000).
El proceso de aculturación, como señala Berry
(2003) es un tema central en la psicología
de la inmigración y uno de los aspectos que
más investigación ha recibido. El concepto de
aculturación fue defi nido inicialmente en antropología
y es considerado como un fenómeno a
nivel grupal. En un sentido amplio, según la defi
nición recogida en el Social Sciences Research
Council (1954), el proceso de aculturación
se defi ne como el intercambio de actitudes
culturales y conductas que ocurren cuando
personas de distintos entornos socioculturales
entran en contacto. En la literatura psicológica,
el proceso de aculturación se entiende
como el conjunto de cambios (psicológicos,
sociales, económicos, etc.) que se suponen
atribuibles al contacto intercultural resultante
de la experiencia migratoria. Este proceso fue
inicialmente defi nido como un proceso unidimensional
en el que la exposición a un nuevo
sistema cultural lleva a los miembros del grupo
inmigrante a adoptar las actitudes, los valores
y las conductas del grupo dominante (Rogler,
Malgady y Rodríguez, 1989). En este momento
el concepto ha evolucionado y se ve como un
proceso multidimensional en el que una persona
puede mantener aspectos de la cultura
de origen aunque adopte elementos del nuevo
grupo cultural (Berry, 1997; Rogler, Cortés y
Malgady, 1991; Szapocznik, Kurtines y Fernández,
1980). La adopción de los elementos de
una nueva cultura no implica el rechazo o la
pérdida de la cultura de origen, de forma que
los individuos pueden variar tanto en la medida
en que retienen su cultura original como en
la medida en que adoptan e interiorizan los
aspectos de la nueva cultura.

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 

miércoles, 19 de abril de 2017

El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes (V)


El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes: implicaciones para la prevención (V)

M. Ángeles Luengo, Paula Villar, Jorge Sobral, Estrella Romero, José A. Gómez-Fraguela
Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Universidad de Santiago de Compostela



También han sido investigados múltiples
factores individuales, además de la importancia
que tienen las actitudes favorables hacia
las drogas para la implicación en el consumo
(Gómez-Fraguela, Fernández-Perez, Luengo
y Romero, 2008; Gómez-Fraguela, Luengo y
Romero, 1999). La evidencia empírica en este
campo pone de manifi esto que la impulsividad
y la búsqueda de sensaciones son las variables
de personalidad más estrechamente asociadas
con los problemas conductuales de los adolescentes
(Luengo et al., 2002). Además, se ha
encontrado que el consumo y otras formas
de conductas problemáticas se asocian con
estilos de afrontamiento no productivos en
los adolescentes encaminados a evitar el problema
más que a resolverlo (Gómez-Fraguela,
Luengo, Romero y Villar, 2006). Cuando el
problema se intenta resolver, los jóvenes con
problemas de conducta parecen desplegar
un estilo impulsivo, que no tiene en cuenta
las consecuencias probables de su conducta.
De hecho, la impulsividad es una variable
fuertemente asociada con las conductas antinormativas
de los jóvenes españoles: estudios
longitudinales han mostrado su capacidad para
predecir la progresión en la implicación en
conductas problemáticas a lo largo de la adolescencia
(Luengo, Carrillo, Otero y Romero,
1994; Romero, Luengo y Sobral, 2001; Sobral,
Gomez-Fraguela, Romero y Luengo, 2001). Así
mismo, la búsqueda de sensaciones intensas y
la toma de riesgos es otro de los aspectos estudiados
en relación con el consumo. Diversos
estudios han constatado la relación entre el
consumo de drogas y la disposición a buscar
emociones y experiencias intensas, aún a costa
de asumir un alto riesgo personal (Luengo et
al., 1996; Romero, Gómez-Fraguela, Luengo y
Sobral, 2003; Sáiz, González y Delgado, 1999).
Por otra parte, ciertos trabajos han prestado
atención a los valores de los adolescentes,
encontrando que las conductas problemáticas
se asocian principalmente a un perfi l de valores
hedonista y auto-centrado frente a valores
interpersonales o con trascendencia social
a largo plazo (Luengo et al., 1994; Romero,
Luengo, Sobral y Marzoa, 2001).

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 

martes, 18 de abril de 2017

El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes (IV)


El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes: implicaciones para la prevención (IV)

M. Ángeles Luengo, Paula Villar, Jorge Sobral, Estrella Romero, José A. Gómez-Fraguela
Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Universidad de Santiago de Compostela


Junto con la familia, el grupo de compañeros
es el entorno socializador que más atención ha
atraído en la búsqueda de factores de riesgo.
Un hallazgo consistente en múltiples estudios
es que el consumo por parte de los amigos es
uno de los más fuertes correlatos psicosociales
del consumo en los jóvenes (Luengo et al.,
1994). La investigación ha analizado en qué
medida esta asociación responde a un proceso
de infl uencia grupal o bien a un proceso de
selección, y los resultados de estudios longitudinales
han aportado evidencia congruente
con ambos procesos (Romero, Luengo y
Gómez-Fraguela, 2000): los adolescentes con
actitudes y conductas problemáticas tienden
a seleccionar amigos similares; si bien, el contacto
con amigos consumidores, a través de
procesos de persuasión e infl uencia grupal,
aumentaría, así mismo, la probabilidad de que
los adolescentes se impliquen en conductas
de consumo.
La escuela también se ha revelado como
un espacio implicado en el riesgo y protección
de los problemas de conducta, incluyendo el
consumo de drogas. Los estudios indican que
el consumo de drogas y otras conductas antinormativas
se relacionan con un alto grado de
absentismo, un bajo rendimiento y una débil
vinculación afectiva al medio escolar (Luengo
et al., 1994) así como con la inexistencia de
normas claras en el contexto escolar acerca
de las conductas que son reprobables en los
estudiantes (Arbinaga, 2002).
El análisis de las relaciones entre estos
distintos núcleos de infl uencia, a través de
modelos estructurales y utilizando datos de
seguimiento a lo largo de la adolescencia, ha
mostrado que las características familiares
afectan a la implicación escolar y a la vinculación
con amigos problemáticos, y que esta
sería la fuente de infl uencia psicosocial más
próxima a la conducta anti-normativa de los
adolescentes (Gómez-Fraguela, Luengo, Romero
y Otero, 1997; Luengo, Otero, Carrillo
y Romero, 1992).

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS 

lunes, 17 de abril de 2017

El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes (III)


El consumo de drogas en los adolescentes inmigrantes: implicaciones para la prevención (III)

M. Ángeles Luengo, Paula Villar, Jorge Sobral, Estrella Romero, José A. Gómez-Fraguela
Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología. Universidad de Santiago de Compostela


El consumo de drogas en la adolescencia
es el resultado de un complejo y dinámico
conjunto de factores de riesgo y de protección
que operan en múltiples niveles de análisis. A
nivel individual, las predisposiciones biológicas,
los rasgos de personalidad y las competencias
cognitivas y sociales pueden incrementar o disminuir
la probabilidad de que los adolescentes
se inicien en el consumo de drogas o tengan
problemas serios por su consumo (Luengo,
Sobral, Romero y Gómez-Fraguela, 2002).
En el ámbito interpersonal, las influencias
sociales del grupo de amigos y otros modelos
de rol, la familia y la escuela, pueden infl uir en
el consumo.
La investigación avala la naturaleza multicausal
del proceso y gran parte de las investigaciones
realizadas han examinado el consumo
de drogas en el contexto más amplio de
“problemas de conducta” en los adolescentes.
En sintonía con las propuestas del modelo de
Jessor (Jessor, 1992; Jessor y Jessor, 1980), y de
acuerdo con otros estudios sobre conductas
desviadas, se ha encontrado evidencia de una
alta asociación entre el consumo de drogas y
otros desajustes conductuales, como la conducta
antisocial (Otero, Luengo, Mirón, Carrillo
y Romero, 1994). Los comportamientos que
forman parte de este “síndrome conductual”
parecen responder a determinantes semejantes
que se sitúan en diferentes ámbitos de
infl uencia psicosocial.
Entre los ámbitos psicosociales más estudiados
destaca la familia. Algunos estudios han
hecho hincapié en la importancia de las relaciones
afectivas familiares; se ha encontrado que
el confl icto familiar, una baja confi anza entre
hijos y padres y un bajo nivel de comunicación
entre los miembros de la familia se vincula
al consumo de drogas, tanto legales como
ilegales (Otero, Mirón y Luengo, 1989; Secades,
Fernández y Vallejo, 2005; Villar, Luengo,
Gómez y Romero, 2003). Por el contrario, el
apego a la familia parece actuar como factor
de protección ante los problemas de conducta
adolescentes (Arbinaga, 2002; Sobral,
Romero, Luengo y Marzoa, 2000). Otro foco
de atención han sido las prácticas educativas
desplegadas por los padres. Al respecto, varios
estudios realizados en España han mostrado
que el consumo de drogas en adolescentes
se asocia con patrones disciplinarios familiares
permisivos e inconsistentes (Pons y Berjano,
1997; Secades et al., 2005; Villar et al., 2003).
Dentro de estas prácticas disciplinarias tiene
especial relevancia la escasa supervisión familiar.
Así mismo, el uso de drogas en la familia
y las normas y actitudes familiares proclives
al consumo se han mostrado como potentes
predictores del consumo adolescente (Luengo,
Otero, Mirón y Romero, 1994).

REVISTA ESPAÑOLA DE DROGODEPENDENCIAS