Objetivos psicoterapéuticos en dependencias sentimentales (XV): PROPUESTA DE ACTUACIÓN INTEGRAL: DISCUSIÓN
María de la Villa Moral Jiménez* y Carlos Sirvent Ruiz**
* Universidad de Oviedo ** Fundación Instituto Spiral (Madrid y Oviedo)
Es recomendable que los tratamientos
psicoterapéuticos en adicciones, tanto químicas
como sociales, se basen en estrategias
comprehensivas multidisciplinares, incluyendo
las intervenciones médicofarmacológicas,
psiquiátricas, psicosociales y comunitarias, estimándose
que esta combinación de terapias
representa la mejor estrategia terapéutica, de
acuerdo con agencias como el National Institute
on Drug Abuse (2009, 2012).
Nuestra propuesta de intervención en
dependencias sentimentales se basa en la
aplicación de un modelo integrativo guiado
por la experiencia clínica, la reflexión teórica y
el sometimiento a reevaluación e investigación
etiológica comprehensiva de los constructos
objeto de estudio. Se asume un modelo complejo
de componentes multidimensionales
y multidisciplinares basado en el empleo de
técnicas cognitivo conductuales tales como la
auto-observación y la restructuración cognitiva
asociada al entrenamiento en identificación de
precipitantes y factores de riesgo, así como
desarrollo de estrategias de afrontamiento.
Lo anterior se complementa con terapia
motivacional, técnicas de prevención de recaídas
e intervención psicosocial basada en el
entrenamiento en habilidades interpersonales
y la optimización de la autogestión emocional
de duración intensiva mínima de un año, con
atención individualizada y participación en
terapia grupal. Asimismo, no se desestima en
la psicoterapia del autoengaño en adictos con
patología dual el empleo de medidas integrales,
entre las que se incluye, puntualmente, el
tratamiento farmacológico. En este sentido,
de acuerdo con Blanco, Fernández, Rivas y
Sirvent (2007), se estima que el tratamiento
farmacológico sintomático y sindrómico de los
trastornos de la personalidad (TP) en sujetos
adictos es considerado un complemento
sustancial y muchas veces imprescindible de
la intervención psicosocial, que es la nuclear.
Asimismo, se propone articular el abordaje
farmacológico atendiendo a tres dimensiones
sintomáticas: síntomas afectivos, cognitivos y
de impulsividad-descontrol conductual (APA,
2013).
Ha de abundarse en la conveniencia de desarrollar
mejores prácticas en el tratamiento de
las dependencias sentimentales, de modo análogo
a las propuestas por Uchtenhagen (2012)
para el caso concreto de las toxicomanías, con
el objeto de ofrecer una respuesta al aumento
de la diversidad de las experiencias terapéuticas,
así como atendiendo la diversificación de
las directrices de la asistencia e incidiéndose
en la eficacia y eficiencia de los enfoques
terapéuticos. En semejantes propuestas de
intervenciones optimizadas individualmente
han de tomarse en consideración las cuestiones
subyacentes que afectan a las personas
implicadas, tales como profesionales, pacientes,
familias y sociedad en general, máxime en
problemáticas como esta en las que están
implicada la visión estereotípica sobre el amor
y el comportamiento de ayuda, procesos actitudinales
diferenciales, perspectiva de género,
imaginario colectivo, patones socioculturales,
etc., de ahí la necesidad de investigar también
los factores contextuales. Baste recordar a este
respecto el interés que está generando la modalidad
de tratamiento psicosocial Matrix en
adicciones (véase Obert, Brethen & McCann,
2007; Obert, Rawson, McCann, Ling, & Minsky,
2006). Semejante modelo, recomendado por
el citado Nacional Institute on Drug Abuse (2009,
2012), representa un modelo psicosocial comprehensivo
que incluye multitud de elementos
psicoterapéuticos y de apoyo social que han
hecho de él un modelo integral de tratamiento
con cabida para la introducción de tratamientos
médico-farmacológicos y psiquiátricos.
En el caso concreto de las dependencias
sentimentales abogamos por la necesidad de
potenciar la realización de estudios integradores
mediante los que se consolide su entidad
gnoseológica. Una actuación fundamental es
de carácter evaluativo y comprehensivo, así
como de intervención psicosocial y comunitaria,
promoviendo cambios actitudinales y en
las representaciones sociales sobre los roles
atribuidos a los miembros de la pareja. Para ello,
potenciar la toma de conciencia de la situación e
ir descubriendo coparticipadamente las pautas
disfuncionales permite redimensionar cognitivamente
la condición de dependencia, autoengaño,
entrega y sobreimplicación incondicional,
reiteración, identidad deteriorada, etc., como
principales descriptores de tales problemáticas.
Específicamente, como líneas futuras de
actuación en esta materia, se aboga por la
necesidad de promover el diseño, implementación
y evaluación de programas de optimización
de nuestros recursos socioemocionales
(véase Gardner, 2003, 2006; Goleman, 2006;
Kaufman, Kaufman & Plucker, 2013; Sternberg
& Kaufman, 2011), dada la importancia como
factores protectores y de afrontamiento
de una adecuada gestión emocional intra e
interpersonal, no sólo a nivel rehabilitador,
sino preventivo desde un posicionamiento
eminentemente psicosocial en la problemática
de las dependencias sentimentales.
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